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Reformular la gestión de la bioseguridad como espacio experimental, incluso en relación con la gestión de la COVID-19

Peer-Reviewed Publication

American Association for the Advancement of Science (AAAS)

La ciencia biológica y sus aplicaciones están en rápida evolución y, para mantenerse al día en relación con los problemas de seguridad emergentes, la gestión de las aplicaciones de bioseguridad también debe evolucionar. En un foro de políticas, Sam Evans y sus colegas abogan por reformular la gestión de la bioseguridad: ir más allá de asumir que las amenazas relacionadas son conocidas, como uno de los cambios importantes, y hacer esfuerzos más experimentales. Evans et al. definen en líneas generales la gestión de la bioseguridad como las políticas y procesos diseñados para prevenir o disuadir de un mal uso de la ciencia y la tecnología biológica. De acuerdo con los autores, los procesos de bioseguridad existentes están siendo llevados al límite, debido a múltiples factores. Los procesos relacionados con el reconocimiento y la gestión de amenazas biológicas naturales como la COVID-19 son solo un ejemplo. "No deberían ser necesarios cientos de miles de cadáveres en todo el mundo y una recesión para que se evalúen y aborden las limitaciones de nuestros sistemas actuales de gestión de la seguridad sanitaria y la bioseguridad", afirma Evans. "Una de las lecciones más importantes que podemos aprender de la pandemia actual es la necesidad de aprender lecciones sin una pandemia. Podemos hacerlo adoptando un enfoque más experimental en la gestión de la bioseguridad y la seguridad sanitaria, probando y reevaluando periódicamente nuestros supuestos básicos en materia de ciencia, seguridad y sociedad". Los enfoques tradicionales se han centrado principalmente en la gestión de riesgos y la explotación maliciosa de la investigación. Según los autores, este enfoque presupone que las amenazas son conocidas y pueden abordarse. Sin embargo, muchos avances recientes en las ciencias biológicas, incluido el desarrollo de nuevas tecnologías poderosas como CRISPR y la genómica sintética, han generado problemas de seguridad previamente desconocidos y poco comprendidos. Los autores demuestran que reformular la gestión de la bioseguridad como un experimento en sí mismo centra la atención sobre las formas de evaluar sistemáticamente la eficacia y las limitaciones de las soluciones actuales y futuras a los problemas de bioseguridad.

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