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Según un estudio, algunas arañas pueden transmitir la contaminación por mercurio a los animales terrestres

Peer-Reviewed Publication

American Chemical Society

Según un estudio, algunas arañas pueden transmitir la contaminación por mercurio a los animales terrestres

image: Algunas arañas costeras, como la araña de mandíbula larga que se muestra aquí, trasladan la contaminación por mercurio de los lechos de los ríos a los animales terrestres a través de la cadena alimentaria. view more 

Credit: Dr. Ryan Otter, Grand Valley State University

Muchas arañas se sientan tranquilamente en sus telas y esperan a que la presa se acerque. Los arácnidos de lagos y ríos se alimentan de insectos acuáticos, como las libélulas. Pero cuando estos insectos viven en cursos de agua contaminados con mercurio, pueden transmitir el metal a las arañas que se alimentan de ellos. Ahora, investigadores que publican en la revista de la ACS Environmental Science & Technology Letters han demostrado cómo algunas arañas costeras pueden trasladar la contaminación por mercurio de los lechos de los ríos a los animales terrestres a través de la cadena alimentaria.

La mayor parte del mercurio que ingresa en los cursos de agua procede de la contaminación industrial y otras actividades humanas, pero también puede proceder de fuentes naturales. Una vez en el agua, los microbios transforman el mercurio en metilmercurio, un compuesto más tóxico, que se biomagnifica y aumenta en los organismos que se encuentran en la parte superior de la cadena alimentaria. Los científicos reconocen cada vez más que las arañas que viven en las orillas de lagos y ríos son un posible vínculo entre la contaminación de los cursos de agua y los animales que viven principalmente en tierra, como aves, murciélagos y anfibios, que se alimentan de estos insectos. Sarah Janssen y sus colegas querían evaluar si los tejidos de las arañas costeras contienen mercurio procedente de los lechos de los ríos cercanos, y establecer cómo estos animales podrían estar relacionados con la contaminación por mercurio en animales acuáticos y terrestres.

Para ello, los investigadores recogieron arañas de mandíbula larga en dos afluentes del lago Superior, y tomaron muestras de sedimentos, larvas de libélula y peces perca amarilla encontrados en estos cursos de agua. A continuación, el equipo midió e identificó las fuentes de mercurio, incluida la contaminación industrial directa, las precipitaciones y la escorrentía del suelo. El equipo observó que el origen del mercurio en los sedimentos era el mismo a lo largo de la cadena alimentaria acuática en humedales, costas de embalses y costas urbanas. Por ejemplo, cuando el sedimento contenía una mayor proporción de mercurio industrial, también los tejidos de larvas de libélula, araña y perca amarilla que se recogieron. Basándose en estos datos, los investigadores afirman que las arañas de mandíbula larga podrían indicar cómo se traslada la contaminación por mercurio de los medios acuáticos a la fauna terrestre. La implicación de estos hallazgos sugiere que las arañas que viven junto al agua proporcionan pistas sobre las fuentes de contaminación por mercurio en el medio ambiente, y pueden servir para informar sobre las decisiones de gestión y proporcionar una nueva herramienta para el seguimiento de las actividades de descontaminación, explican los investigadores.

El equipo también recogió y analizó tejidos de otros dos tipos de arácnidos de algunos sitios: arañas pescadoras y arañas tejedoras de orbes. Se compararon los datos y se demostró que las fuentes de mercurio variaban entre los tres taxones. El equipo atribuye este resultado a las diferencias en las estrategias de alimentación. Las arañas pescadoras cazan cerca del agua, pero sobre todo en tierra; las tejedoras de orbes comen insectos acuáticos y terrestres, pero las especies de mandíbulas largas son las que más se alimentan de insectos acuáticos adultos. Estos resultados sugieren que, aunque las arañas de mandíbula larga pueden ayudar a monitorear los contaminantes acuáticos, no todas las especies que viven cerca de la costa son centinelas precisos, afirman los investigadores.

Los autores agradecen la financiación del Programa de Salud Medioambiental del Servicio Geológico de Estados Unidos y de la Iniciativa de Restauración de los Grandes Lagos de la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos.

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