image: Participants in the MINA Study monitor a child in Cruzeiro do Sul, in the state of Acre. The group has undergone health assessments since birth, in 2015 and 2016
Credit: Bárbara Prado/USP
Un estudio brasileño realizado con 728 niños de hasta un año de edad señala que el consumo de alimentos ultraprocesados puede impactar negativamente la diversidad y la abundancia de la microbiota intestinal, con un efecto más pronunciado en niños que no reciben lactancia materna.
Los resultados fueron publicados en la revista Clinical Nutrition, como parte del Estudio MINA – Materno-Infantil en Acre: cohorte de nacimientos de la Amazonia occidental brasileña, que acompaña a un grupo de niños nacidos entre 2015 y 2016 en Cruzeiro do Sul, en el estado de Acre, Brasil, con financiación de la FAPESP (lea más en agencia.fapesp.br/40653 y agencia.fapesp.br/37053).
Los niños que aún eran alimentados con leche materna presentaron una mayor abundancia de Bifidobacterium, un género de bacterias conocido por su asociación con una buena salud intestinal.
Por otro lado, aquellos que no eran amamantados y consumían productos ultraprocesados, como snacks envasados, galletas rellenas, bebidas achocolatadas, refrescos, jugos artificiales, helado, fideos instantáneos, entre otros, mostraron una mayor abundancia de géneros como Selimonas y Finegoldia, poco comunes en el grupo de niños amamantados y típicamente presentes en individuos con obesidad o enfermedades gastrointestinales durante la adolescencia y la adultez.
“También identificamos que la lactancia materna atenuó los efectos perjudiciales del consumo de ultraprocesados sobre la composición de la microbiota intestinal. El grupo de niños que recibía leche materna y no consumía productos ultraprocesados presentó una microbiota más estable y con mejores marcadores de salud, principalmente por la mayor abundancia de Bifidobacterium”, explica el primer autor del estudio, Lucas Faggiani, que realiza su doctorado en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de São Paulo (FSP-USP) y fue becario de FAPESP durante la carrera (17/25232-2 y 19/00248-9).
“No existía hasta hoy un estudio con tantos participantes que analizara, a lo largo del primer año de vida, la composición de la microbiota intestinal en relación con el consumo de productos ultraprocesados, precisamente en una etapa en la que el sistema inmunológico se está formando. Aunque la región sea de difícil acceso, estos productos son fácilmente adquiribles y acaban por sustituir los alimentos tradicionales e incluso la lactancia materna”, explica Marly Cardoso, profesora de la FSP-USP y coordinadora del proyecto.
Además del tamaño de la muestra, añade Faggiani, el estudio se destaca por ser una cohorte de base poblacional, en una región amazónica con marcada vulnerabilidad social, lo que contribuye a la investigación de variables poco exploradas en la literatura sobre esta temática.
Largo plazo
Los investigadores realizaron las recolecciones entre 2016 y 2017, cuando los niños participantes de la cohorte cumplieron un año de edad. Las muestras fueron recolectadas y almacenadas siguiendo un protocolo desarrollado en el Instituto de Medicina Tropical (IMT) de la Facultad de Medicina de la USP, bajo la coordinación de Ester Sabino, profesora de la institución. Los hisopos anales con muestras de heces fueron almacenados a bajas temperaturas y enviados a São Paulo.
Durante la recolección de estas muestras, así como de datos como el peso y la altura de los niños, las madres respondieron a un cuestionario que incluía información sobre la ocurrencia o no de la lactancia materna y los hábitos alimentarios de la familia y del niño.
Las muestras de la microbiota fueron enviadas a una empresa especializada en Corea del Sur para el secuenciamiento automatizado de los genomas, un proceso mucho más rápido que el método tradicional. En Brasil, con los datos en mano, los investigadores realizaron los análisis utilizando herramientas de bioinformática.
Además de los niveles relacionados con Bifidobacterium (abundante en los niños amamantados y bajo en los desmamados), Selimonas y Finegoldia (altos en los niños que no recibían lactancia materna y consumían ultraprocesados), los investigadores también detectaron una mayor ocurrencia del género Firmicutes en el grupo de niños que ya no se alimentaban de leche materna, incluso en aquellos que no consumían ultraprocesados. Este género es un posible marcador de una microbiota adulta, lo que sugiere una maduración precoz.
Otro género encontrado en abundancia en el grupo desmamado y consumidor de ultraprocesados fue Blautia. Aunque algunos estudios han encontrado la misma asociación, aún no hay consenso sobre su potencial efecto benéfico o perjudicial. “Faltan estudios robustos para establecer una relación causa-efecto entre este género y los desenlaces de salud”, comenta Faggiani.
“Habíamos notado que el consumo de productos ultraprocesados se daba en más del 80 % de los niños participantes del estudio ya en el primer año de vida, cuando la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es no ofrecer estos productos antes de los dos años de edad. Ante estos resultados, seguimos acompañando a estos niños para monitorear los posibles desenlaces adversos en la salud a largo plazo”, concluye Cardoso.
El trabajo también contó con el apoyo de la FAPESP mediante una beca de posdoctorado concedida a Paula de França, coautora del artículo.
El artículo Effect of ultra-processed food consumption on the gut microbiota in the first year of life: findings from the MINA-Brazil birth cohort study puede ser leído en: www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0261561425000317.
Journal
Clinical Nutrition
Article Title
Effect of ultra-processed food consumption on the gut microbiota in the first year of life: Findings from the MINA–Brazil birth cohort study
Article Publication Date
6-Feb-2025