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Mantenerse hidratado podría proteger tu corazón, según un importante estudio de la Universidad de Bar-Ilan

Nuevos datos de más de 400,000 adultos sanos sugieren que incluso niveles altos de sodio dentro del rango normal podrían indicar un mayor riesgo de hipertensión e insuficiencia cardíaca

Peer-Reviewed Publication

Bar-Ilan University

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Prof. Jonathan Rabinowitz, Bar-Ilan University

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Credit: Ardon Bar-Hama

Un estudio histórico de la Universidad de Bar-Ilan ha descubierto que las personas con niveles de sodio en el extremo superior del rango “normal” tienen una probabilidad significativamente mayor de desarrollar hipertensión e insuficiencia cardíaca, dos de las enfermedades crónicas relacionadas con la edad más comunes en todo el mundo.

El estudio analizó los historiales médicos electrónicos de más de 407,000 adultos sanos, recopilados entre 2003 y 2023, que están afiliados a Leumit Healthcare Services, uno de los principales proveedores de salud en Israel. Se trata de uno de los análisis más amplios y prolongados hasta la fecha sobre la relación entre el estado de hidratación y la salud cardiovascular. Los resultados fueron publicados recientemente en la revista European Journal of Preventive Cardiology.

Entre los hallazgos clave del estudio:

  • Niveles de sodio entre 140 y 142 mmol/L (aún dentro del rango considerado normal) se asociaron con un 13% más de riesgo de hipertensión.
  • Niveles superiores a 143 mmol/L se vincularon con un 29% más de riesgo de hipertensión y un 20% más de riesgo de insuficiencia cardíaca.
  • Casi el 60% de la población adulta sana presentaba niveles de sodio dentro de estos rangos asociados a mayor riesgo.

El sodio, que se analiza de forma rutinaria en los exámenes de sangre estándar, ha sido considerado durante mucho tiempo como normal dentro del rango de 135 a 146 mmol/L. Sin embargo, este estudio cuestiona esa suposición, al sugerir una fuerte asociación a largo plazo entre niveles más altos de sodio y el riesgo cardiovascular, incluso entre personas que, por lo demás, se consideran sanas.

Estas asociaciones se mantuvieron firmes incluso después de ajustar por edad, sexo, índice de masa corporal (IMC), presión arterial, tabaquismo y niveles de potasio. Además, el análisis excluyó a personas con afecciones que afectan el equilibrio hídrico, con el fin de reflejar de manera más precisa el riesgo relacionado con la hidratación.

“Nuestros hallazgos señalan que la hidratación es una parte clave y subestimada en la prevención de enfermedades crónicas. Un simple análisis de sangre podría identificar a personas que se beneficiarían de ajustes básicos en su estilo de vida, como beber más agua, lo que reduce los niveles de sodio”, afirmó el autor principal del estudio, el Prof. Jonathan Rabinowitz, de la Escuela de Trabajo Social Weisfeld de la Universidad de Bar-Ilan. Rabinowitz colaboró en la investigación con la Dra. Natalia Dmitrieva, de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos.

“La hidratación suele pasarse por alto en la prevención de enfermedades crónicas”, agregó Rabinowitz. “Este estudio aporta pruebas contundentes de que mantenerse bien hidratado puede ayudar a reducir el riesgo a largo plazo de padecer afecciones graves como la hipertensión y la insuficiencia cardíaca”.

Con el envejecimiento de la población y el aumento en las tasas de enfermedades crónicas, estos hallazgos podrían influir en futuras guías clínicas, pruebas preventivas y campañas de salud pública destinadas a fomentar hábitos de hidratación saludables.

Esta investigación fue financiada en parte por la Cátedra Elie Wiesel que ocupa el profesor Rabinowitz en la Universidad de Bar-Ilan y por el Programa de Investigación Intramuros del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI) de los NIH (Institutos Nacionales de Salud de EE.UU.).


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