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Áreas marinas de protección integral de Brasil están contaminadas por microplásticos

Investigadores utilizaron ostras y mejillones como organismos centinela para evaluar la presencia de estos contaminantes. Los resultados indican que incluso los lugares más restrictivos para la presencia humana presentan contaminación relevante

Peer-Reviewed Publication

Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo

Fully protected marine areas in Brazil are contaminated by microplastics

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Abrolhos, one of the integral protection areas focused on in the study

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Credit: Beatriz Zachello Nunes

A pesar de ser consideradas santuarios de biodiversidad, las áreas marinas protegidas (AMP) de Brasil no están inmunes a la contaminación por microplásticos. Un estudio reciente reveló que incluso las AMP clasificadas como áreas de protección integral (API), que son las más restrictivas para la intervención humana, presentan contaminación por este material. La investigación, que contó con la participación de científicos brasileños y australianos, utilizó moluscos bivalvos (ostras y mejillones) como organismos centinela para evaluar dicha contaminación. Los resultados fueron publicados en la revista Environmental Research.

“Nuestro estudio mostró que la contaminación por microplásticos ocurre incluso en las áreas de protección ambiental más restrictivas. Por ejemplo, en el Atol das Rocas, donde no hay ninguna actividad económica ni se permite la visita de turistas. Los microplásticos pueden llegar a lugares así transportados por el viento o por las corrientes oceánicas”, explicó a la Agência FAPESP Ítalo Braga, coordinador del estudio financiado por la FAPESP, y profesor del Instituto del Mar de la Universidad Federal de São Paulo (IMar-Unifesp), en Brasil.

Los microplásticos son partículas que varían en tamaño desde 1 micrón (1 μm) hasta 5 milímetros (5 mm), que resultan de la fragmentación de plásticos mayores o que son fabricadas directamente en ese formato para usos industriales o cosméticos. Aquellos detectados en el estudio mostraron patrones consistentes a lo largo de la costa brasileña: predominantemente negros, blancos o transparentes, con tamaño inferior a 1 milímetro.

El análisis químico permitió identificar el 59.4 % de ellos, siendo los principales componentes: Polímeros alquídicos (28.1 %), usados en pinturas y barnices, posiblemente provenientes de barcos y embarcaciones turísticas; Celulosa (21 %), que puede tener origen natural (plancton, algas, plantas marinas o vegetación terrestre) o antropogénico (papel, cartón, restos de alimentos, etc.); Tereftalato de polietileno (PET) (14 %), comúnmente presente en envases plásticos y fibras sintéticas, liberadas durante el lavado de ropa y transportadas al mar por efluentes urbanos; y politetrafluoroetileno (PTFE o teflón) (12.3%), presente en recubrimientos antiadherentes e industriales. El 40.6 % restante no pudo ser identificado.

“A lo largo del litoral brasileño existen varias áreas protegidas con distintos niveles de gestión. Los parques nacionales, como Abrolhos y Fernando de Noronha, están altamente protegidos, mientras que otras, como algunas APAs [áreas de protección ambiental], permiten cierto grado de intervención humana. Nuestro estudio se centró en las áreas de protección integral, conocidas como ‘no-take zones’ en la literatura internacional especializada, que son las áreas marinas protegidas más restrictivas. Seleccionamos diez de ellas: Parque Nacional de Jericoacoara, Atol das Rocas, Fernando de Noronha, Río dos Frades, Abrolhos, Tamoios, Alcatrazes, Guaraqueçaba, Carijós y Arvoredo”, relata Braga.

Medidas globales

Conducida por la doctoranda Beatriz Zachello Nunes, la investigación reveló que los microplásticos están presentes en todas estas áreas de protección integral (API), con una concentración media de 0.42 ± 0.34 partículas por gramo de tejido húmedo. Entre las áreas estudiadas, la mayor contaminación se registró en el Refugio de Vida Silvestre del Archipiélago de Alcatrazes, con 0.90 ± 0.59 partículas por gramo, mientras que la menor concentración se encontró en la Reserva Biológica del Atol das Rocas, con 0.23 partículas por gramo.

“El dato positivo es que la contaminación en todas estas áreas está por debajo del promedio internacional para áreas marinas protegidas [ver figura más abajo]. Y muy por debajo del promedio brasileño para áreas no protegidas. Lugares altamente contaminados, como Santos y algunas playas de Río de Janeiro, llegan a presentar niveles de contaminación entre 50 y 60 veces superiores. Santos, de hecho, registró una de las mayores concentraciones de microplásticos del mundo”, comenta el investigador.

Los moluscos bivalvos (ostras, almejas, mejillones y otros), que reciben este nombre por tener una concha dividida en dos partes, es decir, dos valvas articuladas, fueron elegidos en el estudio por ser considerados centinelas del mar. “Ellos se alimentan filtrando el agua marina. Los alimentos presentes en el agua quedan retenidos en sus branquias, que actúan como coladores. Y pequeños cilios los transportan hasta el estómago. Si esa agua contiene contaminantes, como microplásticos, los bivalvos también los retienen. Entonces, en lugar de recolectar muestras de agua, que varían constantemente, analizamos los bivalvos, porque ellos acumulan contaminantes a lo largo del tiempo, proporcionando un historial más confiable de la contaminación”, explica Braga.

Los resultados del estudio demuestran que la contaminación por plásticos está presente incluso en las áreas más restrictivas de protección ambiental, con potenciales riesgos para los ecosistemas marinos y las cadenas alimentarias. “La creación de AMP, por sí sola, no es suficiente para frenar la contaminación. Es fundamental que estas áreas cuenten con una gestión ambiental eficiente y una fiscalización rigurosa. Pero ni siquiera eso basta, si consideramos que los microplásticos podrían no estar siendo generados en el lugar, sino traídos desde lejos por la atmósfera o por corrientes marinas. Para mitigar esto, solo medidas globales, como el Tratado Global sobre los Plásticos, actualmente en fase de negociación y desarrollo bajo la coordinación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), pueden marcar la diferencia”, concluye el investigador.

El artículo Microplastic contamination in no-take Marine Protected Areas of Brazil: Bivalves as sentinels puede consultarse en: www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0013935125004827?via%3Dihub.


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