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El té verde mejora la sensibilidad a la insulina y la tolerancia a la glucosa en ratones obesos

Estudio analizó el metabolismo de los músculos de ratones sometidos a dieta hipercalórica. Al final, con el consumo del extracto de la planta, hubo un aumento en la expresión de genes asociados a la captación de glucosa

Peer-Reviewed Publication

Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo

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Laboratory of Cellular Physiology and Molecular Biology of the Interdisciplinary Graduate Program in Health Sciences at Cruzeiro do Sul University

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Credit: Laboratory of Cellular Physiology and Molecular Biology of the Interdisciplinary Graduate Program in Health Sciences at Cruzeiro do Sul University

El té verde, bebida milenaria reconocida por sus propiedades medicinales y antioxidantes, ha sido ampliamente estudiado por sus efectos beneficiosos en enfermedades metabólicas, como la obesidad y la diabetes tipo 2. Estudios recientes financiados por la FAPESP (procesos 19/10616‐521/08498‐4 y 23/11295‐3) profundizaron el conocimiento sobre los mecanismos de acción de esta infusión y constataron que el tratamiento con té verde redujo el peso y mejoró significativamente la sensibilidad a la glucosa y la resistencia a la insulina en ratones obesos. Los hallazgos refuerzan la relevancia de la bebida como potencial coadyuvante en el tratamiento de la obesidad en humanos.

Al frente de los estudios está Rosemari Otton, del Programa de Posgrado Interdisciplinario en Ciencias de la Salud de la Universidad Cruzeiro do Sul en São Paulo, Brasil. Con más de 15 años de dedicación a la investigación sobre té verde, la científica explica que la motivación inicial vino de la curiosidad sobre qué hay de verdad detrás de la creencia popular de que la bebida ayuda a adelgazar. Los resultados del trabajo más reciente fueron publicados en la revista Cell Biochemistry & Function.

Para comprobar los efectos del té verde en la obesidad, el equipo sometió ratones a dietas hipercalóricas durante cuatro semanas, tanto con grasa como con lo que llaman “dieta de cafetería”, que imita la alimentación occidental. “Les damos chocolate, galletas rellenas, dulce de leche, leche condensada... Es decir, el mismo tipo de alimento que mucha gente consume en el día a día”, cuenta Otton.

Tras esta primera fase, los animales fueron sometidos al experimento con té verde durante 12 semanas más. En ese período, continuaron con la dieta hipercalórica, pero parte de ellos pasó a recibir extracto estandarizado de té verde, en la dosis de 500 mg por kilo de peso corporal, por vía intragástrica (alimentación por sonda).

“Es un método que garantiza que todos reciban la dosis exacta que queremos estudiar. Si lo pusiéramos en el agua, por ejemplo, no tendríamos cómo saber cuánto ingería realmente el animal”, dice la investigadora. Esa cantidad, para humanos, sería equivalente a consumir unos 3 gramos de té verde por día, o tres tazas.

No obstante, según la investigadora, no todo té verde comercial cumple con la calidad necesaria. “Las bolsitas listas no siempre garantizan la cantidad ni la calidad de los compuestos. Lo ideal para el consumo sería usar el extracto de té verde estandarizado, como los que encontramos en farmacias de manipulación. Esta es una forma concentrada de utilizar la planta, con garantía de la presencia de flavonoides, que son los compuestos beneficiosos para la salud presentes en la planta del té verde”, resalta Otton.

Uno de los diferenciales metodológicos del estudio fue la temperatura ambiente controlada. Los animales fueron mantenidos en un ambiente de termoneutralidad (28 °C) durante todo el experimento. En general, los bioterios mantienen una temperatura media de 22 °C, lo que, para los ratones, representa un frío crónico.

“El frío excesivo activa mecanismos compensatorios de regulación en el organismo de los animales, haciendo que gasten más energía para calentarse. Esto puede enmascarar los efectos reales de cualquier sustancia”, explica la investigadora. “Si los animales están en un ambiente más frío, el efecto del té se ve potenciado por la activación del gasto energético inducido por el frío. Pero al mantenerlos en termoneutralidad, logramos observar los efectos del té verde de forma ‘limpia’, sin interferencia ambiental”, explica.

En un estudio anterior, publicado en agosto de 2022 por el European Journal of Nutrition, ratones obesos tratados con té verde tuvieron una reducción de hasta un 30 % del peso corporal. “Si una persona pierde entre un 5 % y un 10 % del peso corporal ya es mucho. Por eso, este resultado en animales es muy significativo”, afirma la profesora.

Efecto muscular

Otro de los aspectos destacados del trabajo más reciente fue la preservación de la morfología muscular. La obesidad generalmente reduce el diámetro de las fibras musculares, pero el té verde impidió esa atrofia en los músculos. “Una de las formas de evaluar la función muscular es observar el diámetro de la fibra. Si este aumenta, tenemos más componentes musculares activos. El té verde logró mantener ese diámetro, lo que muestra que protege al músculo contra los efectos perjudiciales de la obesidad”, explica Otton.

Además de los datos morfológicos, los investigadores también evaluaron la expresión de genes relacionados con el metabolismo de la glucosa. El tratamiento con té verde aumentó la expresión de Insr, Irs1, Glut4, Hk1 y Pi3k, genes importantes para la captación y utilización de glucosa en los músculos. También se restauró la actividad de la enzima lactato deshidrogenasa (LDH), esencial para el metabolismo de la glucosa.

Según Otton, también existen evidencias de que el té verde no afecta el peso de animales delgados, lo que indica una acción selectiva frente al exceso de grasa corporal. “Hace que el animal obeso adelgace, pero mantiene equilibrado el peso del animal delgado. Esto muestra que el té parece necesitar un ambiente con exceso de nutrientes para actuar, lo que refuerza la hipótesis de que actúa directamente sobre las células adiposas.”

Otro aspecto investigado por el equipo fue la acción de los compuestos de forma aislada. “El té verde es una matriz compleja, con decenas de compuestos bioactivos. Ya intentamos separar esos compuestos y estudiar sus efectos individualmente, pero el extracto integral siempre resulta más efectivo. Existe una sinergia entre los compuestos que no conseguimos reproducir cuando están aislados”, afirma.

Según la científica, una hipótesis para explicar el mecanismo de acción del té verde en la obesidad es la participación de la adiponectina, una proteína producida por los adipocitos con función antiinflamatoria y reguladora del metabolismo. “Hicimos un estudio con ratones nocauteados para adiponectina, es decir, que no la producen. Y en esos animales el té verde no tuvo efecto. Eso sugiere que la adiponectina es una pieza clave en el mecanismo de acción del té”, comenta.

Efectos en la vida real

A pesar de los resultados alentadores en el estudio con ratones, Otton resalta que aún no es posible determinar una dosis segura y eficaz de té verde para humanos, principalmente por la variabilidad de los extractos y el comportamiento individual de cada persona. “Lo ideal es un consumo crónico, como vemos en países asiáticos. En Japón, por ejemplo, las personas consumen té verde todos los días, toda la vida, y los índices de obesidad son bajos. Pero eso es diferente de tomar té durante cinco meses esperando un efecto milagroso para adelgazar”, pondera.

La investigadora defiende que los tratamientos naturales y accesibles ganen espacio en la lucha contra la obesidad, especialmente como alternativas a los medicamentos costosos y muchas veces con efectos colaterales. “La idea es tener compuestos seguros, naturales, eficaces y con calidad. La planta Camellia sinensis ofrece eso. Aún estamos estudiando todos los compuestos involucrados, pero no hay duda de que el té verde, como matriz vegetal rica en flavonoides, tiene un potencial terapéutico importante.”

La investigadora resalta que la ciencia siempre busca construir soluciones reales. “Lo que observamos en el animal no siempre se reproduce en humanos. Pero si queremos hacer esa traslación a la vida real, necesitamos pensar en todos los detalles, como la temperatura ambiente. Son esos cuidados los que aumentan la validez de nuestros datos. Estamos lejos de tener todas las respuestas, pero cada vez estamos más cerca.”

El artículo Does green tea ameliorate obesity in mice kept at thermoneutrality by modulating skeletal muscle metabolism? Puede leerse en: analyticalsciencejournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/cbf.70094.

 


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