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Investigación identifica respuesta inmunológica para controlar la infección por Oropouche y evitar daño neurológico

Estudio realizado en ratones aporta información importante que puede ayudar en el tratamiento de la enfermedad; las confirmaciones en Brasil han aumentado en los últimos años

Peer-Reviewed Publication

Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo

Una investigación realizada en ratones identificó que la rápida respuesta de un tipo específico de célula defensiva es fundamental para controlar la infección causada por el virus oropouche y evitar daños neurológicos graves. Aún sin tratamiento, la “fiebre del oropouche” provoca también dolores de cabeza, musculares y articulares, erupciones cutáneas y vómitos. En casos graves puede llevar a meningitis y encefalitis. En mujeres embarazadas puede haber complicaciones, con riesgo de aborto.

Los hallazgos contribuyen a estudios futuros para el desarrollo de terapias y vacunas contra la enfermedad. Considerada una arbovirosis desatendida, es transmitida por el jején o mosquito-pólvora (Culicoides paraensis) cuando está contaminado con el virus Orthobunyavirus oropoucheense (OROV). Entre enero y comienzos de junio de este año, Brasil registró un aumento de más del 60 % de casos en comparación con el mismo período de 2024: son cerca de 11,500 confirmaciones (fueron 7,200 el año pasado) y cuatro muertes. El total de casos en poco menos de seis meses es cercano al registrado durante todo el año pasado – 13,800 en el país, según el Ministerio de Salud.

Los científicos descubrieron que las células B de la zona marginal del bazo son los primeros linfocitos en actuar en el organismo tras la contaminación, produciendo rápidamente anticuerpos que evitan que el virus se propague y alcance el sistema nervioso central y el cerebro. Esta producción temprana de anticuerpos depende de una proteína, la MyD88, que activa la respuesta y ayuda a neutralizar el oropouche.

Los resultados del trabajo fueron publicados en la revista eBioMedicine, del grupo Lancet (Reino Unido).

“Este estudio trajo un resultado muy importante, avanzando en el conocimiento de la actuación de este virus bajo dos aspectos. Primero, desde un sesgo mecanístico, analizando la vía de los linfocitos tipo B de zona marginal, que es poco explorada en infecciones por virus transmitidos por artrópodos. Esto ayuda a comprender los mecanismos asociados a la encefalitis y aquellos que protegen al organismo del acceso viral al sistema nervioso central”, detalla José Luiz Proença Modena, uno de los orientadores del trabajo y profesor del Instituto de Biología de la Universidad Estadual de Campinas (IB-Unicamp), en Brasil. “El segundo punto está ligado a la posibilidad de terapia y vacuna, mostrando que los anticuerpos actúan rápidamente. Señala, así, que quizás la ventana terapéutica no sea tan amplia, necesitando actuar rápidamente en el período inicial de la infección.”

Modena es coordinador del Laboratorio de Estudios de Virus Emergentes (Leve) de la Unicamp, apoyado por la FAPESP, que también financió la investigación por medio de otros tres proyectos (16/00194-817/11931-6 y 14/50938-8).

Primer autor del artículo, el investigador Daniel Teixeira destaca que la amenaza de brotes y epidemias vuelve más urgente conocer los mecanismos de infección del oropouche. “Logramos arrojar luz sobre un virus aún poco conocido por la población. Al estudiarlo es posible prever procesos que pueden desencadenarse en el organismo y, con ello, que la ciencia esté preparada para enfrentar epidemias.”

A comienzos de este año, otro estudio publicado en la revista Infectious Diseases, también con participación de científicos del Leve, ya había mostrado que, aunque documentada en Sudamérica desde la década de 1950, la fiebre del oropouche tuvo una explosión de casos entre noviembre de 2023 y junio de 2024 en cuatro países: Brasil, Bolivia, Colombia y Perú.

En Brasil se registraron infecciones autóctonas en áreas previamente no endémicas en las cinco regiones que componen el país, con casos en 21 estados. El aumento de la incidencia fue de casi 200 veces en relación con los últimos diez años. “Los síntomas de la enfermedad son parecidos a los del dengue y el zika, pudiendo confundirse. Por eso, las pruebas para oropouche son necesarias también para el seguimiento epidemiológico”, completa Modena.

Tras el aumento de casos, el Ministerio de Salud actualizó las normas de vigilancia y control del virus oropouche en el país, que pasó a tener notificación obligatoria – es decir, todo caso sospechoso o confirmado debe ser notificado en un plazo de hasta 24 horas.

Colaboración

El trabajo fue realizado por un grupo de 30 investigadores de diversas instituciones – además de la Unicamp, contó con científicos de la Universidad de São Paulo (USP), la Universidad Federal de Roraima y Fiocruz Amazonia (también en Brasil), Cardiff University (Reino Unido), University of Kentucky y Washington University in St. Louis (Estados Unidos).

“Contamos con los esfuerzos de investigadores extranjeros, pero la mayor parte del trabajo –el ‘manos en la masa’ propiamente dicho– fue realizada íntegramente en Brasil por estudiantes de posgrado. Esto muestra la importancia de invertir en ciencia y en la formación de nuevos científicos”, resalta Teixeira.

El grupo llevó a cabo experimentos de inmunofenotipificación, transferencias pasivas de suero y transferencias adoptivas de células para determinar cómo las respuestas tempranas de anticuerpos y las células B controlan la replicación viral y la diseminación hacia el sistema nervioso central tras la infección por el virus. Los ratones produjeron anticuerpos específicos contra el OROV dentro de los seis días posteriores a la infección.

El artículo MyD88 signalling in B cells and 1 antibody and antibody responses during Oropouche virus-induced neurological disease in mice puede leerse en: www.thelancet.com/journals/EBIOM/article/PIIS2352-3964(25)00259-2/fulltext.


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