Aspectos destacados de la declaración:
- Se estima que entre un 33% y un 50% de los sobrevivientes de ataques cardíacos pueden experimentar algún tipo de malestar psicológico como depresión, ansiedad, estrés psicosocial o trastorno por estrés postraumático (TEPT), lo que puede afectar la recuperación física y la salud a largo plazo.
- Las personas con malestar psicológico persistente que dura hasta 12 meses después de un ataque cardíaco tienen, aproximadamente, 1.5 veces más probabilidades de sufrir un evento cardíaco en el futuro. Se requieren más investigaciones para confirmar una relación causa-efecto directa entre las afecciones.
- Reconocer y tratar el malestar psicológico con estrategias basadas en evidencia, como terapia cognitivo-conductual, medicamentos antidepresivos, técnicas de reducción del estrés y programas de rehabilitación cardíaca, puede ayudar a mejorar la salud psicológica, el bienestar emocional y la calidad de vida de los sobrevivientes de ataques cardíacos, según una nueva declaración científica.
Prohibida su divulgación hasta las 4:00 a. m., CT/5:00 a. m., ET, del lunes 22 de septiembre del 2025
DALLAS, 22 de septiembre del 2025 — Muchas personas experimentan uno o más de estos tipos de malestar psicológico, incluidos depresión, ansiedad, estrés psicosocial o trastorno por estrés postraumático (TEPT), después de un ataque cardíaco (sitio web en inglés), que pueden afectar su recuperación física y su salud cardíaca a largo plazo, según una nueva declaración científica de la American Heart Association, publicada hoy en su revista médica más importante revisada por expertos, Circulation.
En la declaración científica, llamada “Malestar psicológico posterior a un infarto de miocardio”, se describe la prevalencia del malestar psicológico después de sufrir un ataque cardíaco y su importancia. En la declaración, también se sugieren opciones de tratamiento y cambios conductuales para los sobrevivientes de ataques cardíacos y los profesional de la salud con el fin de mejorar el bienestar emocional y la salud en general.
“El malestar psicológico después de sufrir un ataque cardíaco es bastante común, pero a menudo no se reconoce”, dijo el director del grupo de escritores de la declaración científica, Glenn N. Levine, M.D., FAHA, voluntario de la American Heart Association y profesor de medicina en Baylor College of Medicine en Houston. “A menudo, nos centramos en los aspectos físicos de las enfermedades cardíacas, pero la salud psicológica está vinculada con la salud física. Por este motivo, cuando se produce un evento cardíaco importante, como un ataque cardíaco, la recuperación emocional es igualmente importante”.
Vínculo entre el malestar psicológico y la salud cardíaca
Cada vez se reconoce más que el malestar psicológico en personas que padecen enfermedades cardiovasculares (sitio web en inglés) es tanto un factor que contribuye al desarrollo de enfermedades cardiovasculares como una consecuencia de la afección. Una declaración científica del 2021 de la American Heart Association (sitio web en inglés) destacó la conexión entre la salud psicológica y la salud cardiovascular, y sugirió que las personas que padecen enfermedades cardiovasculares o que están en riesgo de sufrirlas se sometan regularmente a exámenes de detección de salud mental. Esta nueva declaración sugiere que la depresión posterior a un ataque cardíaco podría caracterizarse formalmente como un factor de riesgo cardíaco, similar a los factores de riesgo más tradicionales de las enfermedades cardíacas, como la presión arterial alta (sitio web en inglés) o la diabetes tipo 2.
Según la nueva declaración científica:
- Se estima que, cada año, 1 de cada 3 sobrevivientes de ataques cardíacos (33%) sufre de depresión, en comparación con menos de 1 de cada 10 (8.4%) adultos estadounidenses de la población general.
- La ansiedad y el estrés pueden afectar hasta al 50% de los sobrevivientes de un ataque cardíaco durante la hospitalización y persisten en entre el 20% y el 30% de las personas durante varios meses después del alta hospitalaria.
- Quienes presentan un mayor riesgo de experimentar malestar psicológico después de sufrir un ataque cardíaco son las personas que viven solas, son de sexo femenino, no están casadas, están desempleadas o son inmigrantes en los Estados Unidos, carecen de apoyo social o tienen antecedentes de afecciones de salud mental o enfermedades crónicas.
La depresión, la ansiedad, el estrés psicosocial y el trastorno por estrés postraumático (TEPT) después de sufrir un ataque cardíaco también se asocian a un riesgo significativamente más alto de eventos cardíacos y muerte, en comparación con los sobrevivientes de ataques cardíacos que no presentan ninguna de estas afecciones. En estudios anteriores, se descubrió lo siguiente:
- Las personas que sufren de ansiedad posterior a un ataque cardíaco tienen 1.3 veces más probabilidades de tener otro ataque cardíaco o fallecer.
- La depresión y el TEPT después de un ataque cardíaco están asociados al doble de riesgo de eventos cardiovasculares recurrentes o mortalidad.
Conexiones biológicas y conductuales
El daño al músculo cardíaco causado por un ataque cardíaco puede desencadenar inflamación, la cual puede generar cambios hormonales y alteraciones químicas en el cerebro que pueden intensificar los síntomas de depresión, ansiedad o TEPT, según la nueva declaración científica. El estrés psicológico agudo puede producir estrechamiento de las arterias del corazón (vasoconstricción coronaria), reducción del flujo sanguíneo al corazón (isquemia) (sitio web en inglés) y ritmo cardíaco irregular (arritmia) (sitio web en inglés), incluso en personas que no tenían problemas cardíacos previos.
Además, varios estudios han confirmado que el estrés crónico genera una reacción de lucha o huida en el cuerpo, lo que aumenta la presión arterial y la inflamación en los vasos sanguíneos. Estos son factores que pueden ayudar a explicar el vínculo bilateral entre la salud psicológica y la cardíaca. La declaración indica que, en algunos estudios, se descubrió que hasta el 70% de las personas con enfermedades cardíacas experimentaron una reducción del flujo sanguíneo en respuesta al estrés psicológico.
Algunas respuestas emocionales, como el miedo, la frustración o las alteraciones temporales del sueño, pueden ser una reacción normal después de sufrir un evento médico importante, como un ataque cardíaco. Sin embargo, los síntomas persistentes, como tristeza, desesperanza, preocupación excesiva o conductas evasivas, pueden indicar la presencia de depresión clínica, ansiedad o TEPT. El estrés económico por faltar al trabajo o las inquietudes sobre los costos de los cuidados de salud o la cobertura del seguro médico pueden aumentar las respuestas hormonales al estrés y, potencialmente, empeorar las enfermedades cardíacas. Algunas personas pueden presentar “ansiedad cardíaca”, que es un temor intenso a tener otro ataque cardíaco.
El malestar psicológico también puede afectar los comportamientos relacionados con el estilo de vida saludable que influyen en la recuperación física y psicológica. Hay pruebas sustanciales de que la depresión después de un ataque cardíaco se vincula con un sueño deficiente, una alimentación poco saludable, la falta de actividad física y el tabaquismo, que son factores que aumentan el riesgo de eventos cardíacos futuros. También es posible que los sobrevivientes de ataques cardíacos que experimentan malestar psicológico se retraigan socialmente, no tomen los medicamentos según las indicaciones del médico o eviten participar en un programa de rehabilitación cardíaca.
Cómo reconocer y tratar el malestar psicológico
Según la declaración, no está claro si se deben realizar exámenes para detectar el malestar psicológico a todas las personas que se están recuperando de un ataque cardíaco. Sin embargo, incluso cuando no se utilizan herramientas de detección formales, controlar el bienestar emocional del paciente es una parte fundamental de los cuidados de seguimiento. Se alienta a los profesionales de la salud a estar alerta para detectar signos de malestar psicológico en pacientes que tuvieron un ataque cardíaco.
“Un poco de apoyo puede marcar la diferencia”, aseguró Levine. “Tener un ataque cardíaco es un evento traumático, y la recuperación suele incluir el procesamiento mental del evento y la reorganización. Reconocer que un paciente puede estar estresado o deprimido después de un evento cardíaco importante y ofrecerle gentilmente una derivación a un profesional de la salud mental para que reciba apoyo puede ser de gran ayuda. Apoyar a los pacientes y derivarlos a cuidados de salud mental puede impactar de forma positiva la mente y la salud de los pacientes y sus familias”.
Hay varias opciones disponibles para ayudar a mejorar la salud psicológica, el bienestar emocional y la calidad de vida de los sobrevivientes de ataques cardíacos que experimentan malestar psicológico. Los tratamientos basados en evidencia para personas que sufren de malestar psicológico posterior a un ataque cardíaco incluyen terapia cognitivo-conductual, medicamentos, estrategias de reducción del estrés basadas en la atención plena y cambios de un estilo de vida saludable, como ejercitarse regularmente y mejorar el sueño.
En varios ensayos clínicos de antidepresivos se ha descubierto que los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), un tipo específico de antidepresivo, son seguros y eficaces para tratar la depresión en personas con enfermedades cardiovasculares. Los ISRS pueden mejorar de manera significativa el estado de ánimo en personas que tuvieron un ataque cardíaco recientemente o aquellas que tienen enfermedades cardíacas crónicas. Se necesitan más investigaciones sobre otros medicamentos de salud mental para comprender cuáles son seguros y eficaces después de sufrir un ataque cardíaco.
La declaración indica que los programas de rehabilitación cardíaca son un recurso valioso, pero que los sobrevivientes de ataques cardíacos no suelen utilizarlos lo suficiente. Además de una pauta de ejercicio físico estructurada para recuperar la fuerza física, los programas de rehabilitación cardíaca suelen incluir pruebas de detección de salud mental, educación sobre el control del estrés y derivaciones para recibir terapia.
En investigaciones recientes, se confirmó lo siguiente:
- Los pacientes que participan en rehabilitación cardíaca después de haber sufrido un ataque al corazón tienen menos síntomas de depresión, ansiedad y estrés.
- Estas reducciones se han asociado a mejores resultados cardíacos para los sobrevivientes de un ataque cardíaco.
Sin embargo, a pesar de los beneficios comprobados de la rehabilitación cardíaca, las tasas de derivación siguen siendo bajas, y menos del 20% de los pacientes elegibles participan en programas de rehabilitación cardíaca. Entre los obstáculos más comunes que los pacientes mencionan como impedimento para participar, se incluyen dificultades de transporte, problemas de programación y falta de programas disponibles, en particular en comunidades con pocos recursos.
Se ha confirmado que las intervenciones para apoyar a los pacientes con malestar psicológico, como la terapia cognitivo-conductual, los medicamentos y las estrategias de cuerpo y mente (por ejemplo, yoga y meditación) mejoran el bienestar emocional y reducen el estrés. Se requieren más investigaciones para confirmar su impacto en el riesgo cardiovascular a largo plazo. En la declaración, se menciona la necesidad de realizar más investigaciones para confirmar si el tratamiento del malestar psicológico puede mejorar los resultados cardiovasculares.
“La terapia, los medicamentos, los cambios en el estilo de vida y los programas de rehabilitación cardíaca siguen siendo herramientas fundamentales para el cuidado integral centrado en el paciente que puede mejorar la salud psicológica y la calidad de vida después de sufrir un ataque cardíaco”, comentó Levine.
Historia de un sobreviviente
Erika Livingston, una profesional de marketing que vive en Dallas, tuvo un ataque cardíaco cuando tenía 41 años. Ella tenía una dieta saludable y hacía levantamiento de pesas con regularidad, se despertó una mañana con dolor torácico intenso que se irradiaba a la espalda. Cuando terminaron de examinarla en la sala de emergencias, le dijeron que estaba teniendo un ataque cardíaco. Un cardiólogo determinó que una de las arterias de su corazón estaba bloqueada en un 75%, y se le realizó una cirugía de emergencia para colocar un stent con el fin de restablecer el flujo sanguíneo al corazón.
“El período posterior a mi ataque cardíaco fue traumático. Durante más de un año, no pude dormir porque tenía miedo de tener otro ataque cardíaco y me preocupaba que el stent falle”, contó.
Después de su ataque cardíaco, Erika asistió a rehabilitación cardíaca durante seis semanas para aprender a hacer ejercicio nuevamente de forma segura. Sin embargo, su programa de rehabilitación cardíaca no incluía pruebas de detección de salud mental ni métodos de apoyo. Dado que continuó experimentando niveles altos de ansiedad y estrés dos años después de su ataque cardíaco, decidió ir a sesiones de asesoramiento con un experto en traumas para que la ayudara a afrontar la situación.
“Desearía haber buscado asesoramiento en salud mental de inmediato. Necesitaba ayuda para aprender a guiarme a mí misma a un mejor estado mental, donde no me preocupara constantemente por sufrir otro ataque cardíaco o algo peor”, aseguró.
Además de participar en rehabilitación cardíaca y recibir asesoramiento en salud mental, Erika, quien se describía como una adicta al trabajo, redujo drásticamente sus horas de trabajo y eliminó muchos factores de estrés de su vida ajetreada después del ataque cardíaco. Ahora medita regularmente y hace yoga para ayudar a controlar el estrés. También tiene consultas con su cardiólogo para recibir cuidados de seguimiento una vez al año a fin de garantizar que el stent siga funcionando y permitiendo un flujo sanguíneo adecuado.
“Cuando sucede algo traumático, como un ataque cardíaco, piensas ‘¿Y si no sobrevivo? ¿Y si sucede de nuevo?’. La terapia realmente me ayudó a reducir mi ansiedad. Siento mucha más fortaleza mental y duermo muy bien ahora. Estoy en paz porque sé que recibo excelentes cuidados médicos”.
Además, agregó: “Aunque sé que es posible que sufra otro ataque cardíaco y que finalmente se deba cambiar el stent, ahora puedo afrontarlo y darme espacio mental para procesar y tomar las medidas que necesito para mantenerme saludable, todos los días y a largo plazo”, contó.
La declaración científica fue preparada por el grupo de escritores voluntarios en nombre del Consejo de Ataque o Derrame Cerebral de la American Heart Association, el Consejo de Enfermería Cardiovascular y de Ataque o Derrame Cerebral, el Consejo de Cardiología Clínica, el Consejo de Calidad de la Atención e Investigación sobre Resultados, el Consejo de Ataque o Derrame Cerebral y el Consejo de Enfermedades Cardíacas Congénitas Crónicas y Salud Cardíaca en Jóvenes. Las declaraciones científicas de la American Heart Association promueven una mayor conciencia sobre los problemas de las enfermedades cardiovasculares y de los ataques o derrames cerebrales, y ayudan a facilitar las decisiones fundamentadas sobre los cuidados de salud. En las declaraciones científicas, se describe lo que se conoce actualmente sobre un tema y las áreas que necesitan investigación adicional. Si bien en las declaraciones científicas se informa el desarrollo de las pautas, no constituyen recomendaciones de tratamiento. Las pautas de la American Heart Association proporcionan las recomendaciones oficiales de la práctica clínica de la Asociación.
Los coautores de la declaración son el vicepresidente Jeff Huffman, M.D.; Robert M. Carney, Ph.D.; Beth E. Cohen, M.D., M.A.S.; Susan L. Dunn, Ph.D., R.N., FAHA; Allison E. Gaffey, Ph.D., FAHA; Ian M. Kronish, M.D., M.P.H., FAHA; y Erik M. G. Olsson, Ph.D. Las declaraciones de los autores se encuentran en el artículo.
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Recursos adicionales:
- Los recursos multimedia disponibles se encuentran en la columna derecha del vínculo de la publicación.
- Después del 22 de septiembre del 2025, consulta el artículo en línea (sitio web en inglés)
- Comunicado de prensa en inglés
- Comunicado de prensa de la American Heart Association: El miedo de tener otro ataque cardíaco puede ser una fuente principal de estrés para los sobrevivientes (sitio web en inglés) (nov. del 2024)
- Comunicado de prensa de la American Heart Association: Dos estudios nuevos vinculan la depresión, la ansiedad y el estrés con la falta de salud cardíaca (sitio web en inglés) (nov. del 2023)
- Comunicado de prensa de la American Heart Association: La atención plena se vincula a una mejor salud psicológica en un año o más después del paro cardíaco (sitio web en inglés) (nov. del 2021)
- Comunicado de prensa de la declaración científica de la American Heart Association: La salud mental es importante para la salud general, la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardíacas (sitio web en inglés) (ene. del 2021)
- Información de salud de la American Heart Association: La vida después de un ataque cardíaco (sitio web en inglés)
- Información de salud de la American Heart Association: Salud mental y salud cardíaca (sitio web en inglés)
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Circulation
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Post–Myocardial Infarction Psychological Distress: A Scientific Statement From the American Heart Association