News Release

Un estudio incluido en un paquete de investigación muestra que se produjo una ruptura supershear en una zona de falla gruesa durante el terremoto de Mandalay de 2025

Summary author: Walter Beckwith

Peer-Reviewed Publication

American Association for the Advancement of Science (AAAS)

Un terremoto de gran magnitud ocurrido en marzo de 2025 en Myanmar recorrió casi 500 kilómetros de la falla de Sagaing a velocidades extremadamente altas. En un nuevo estudio, que forma parte de un conjunto de cuatro artículos de investigación sobre la actividad sísmica en Myanmar, los investigadores demuestran que una zona de falla inusualmente gruesa y de baja velocidad actuó como corredor de alta velocidad, provocando una de las rupturas continentales más rápidas y largas jamás registradas. Los terremotos más grandes que se producen dentro de las cortezas continentales pueden romper fallas que se extienden a lo largo de cientos de kilómetros y suponen una importante amenaza sísmica.  Muchos de estos potentes eventos evolucionan hasta convertirse en rupturas supershear, es decir, terremotos en los que el frente de ruptura se mueve más rápido que la velocidad a la que viajan las ondas de corte a través de la corteza, lo que los hace especialmente potentes. Este comportamiento se produce a menudo en fallas simples y rectas, como las fallas de San Andrés, Anatolia del Norte y Sagaing, que permiten que la energía se concentre en lugar de dispersarse. Durante estos terremotos, algunas partes de la corteza alrededor de la falla se debilitan, formando zonas de daño que pueden afectar al desarrollo de futuros terremotos. Sin embargo, la relación entre las zonas de falla y las grandes rupturas por deslizamiento, así como su influencia en los eventos supershear de larga duración, sigue sin entenderse bien.

 

Según Shengji Wei y sus colegas, el terremoto de Mandalay, de magnitud 7,8, que tuvo lugar el 28 de marzo de 2025 en Myanmar, ofrece una nueva perspectiva sobre esta dinámica sísmica. El terremoto de Mandalay se produjo a lo largo de la falla de Sagaing, rompiendo un tramo de 250 kilómetros que no se había fracturado en más de un siglo, y produjo una ruptura superficial de más de 450 kilómetros que alcanzó velocidades supershear. Utilizando un enfoque interdisciplinario que combina geodesia satelital, datos sísmicos de banda ancha, imágenes de función receptora y simulaciones numéricas, Wei y su equipo reconstruyeron la deformación superficial tridimensional del terremoto, la distribución del deslizamiento y la dinámica de la ruptura. Los investigadores descubrieron que la ruptura comenzó en ambas direcciones desde el epicentro y pasó a velocidades supershear (alrededor de 5,3 km/s) a unos 100 kilómetros al sur. Esta transición se produjo a lo largo de una zona de falla de baja velocidad de aproximadamente 2 kilómetros de espesor, donde las velocidades de las ondas de corte se redujeron en un 45 %, coincidiendo con un cambio en la forma y la estructura de la falla. Wei y sus colaboradores sostienen que probablemente fueron estos factores los que permitieron el inicio y la continuación de la ruptura supershear y sugieren que estos eventos son más propensos a ocurrir a lo largo de fallas de desplazamiento lateral amplias y simples que han evolucionado a través de una actividad sísmica repetida. Estos conocimientos podrían mejorar las evaluaciones de riesgos de las principales fallas continentales, como la falla de San Andrés en California y la falla de Anatolia del Norte en Turquía, donde existen condiciones similares.


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