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Científicos describen una extraña especie de lagarto extinto previamente identificado erróneamente como un pájaro

Peer-Reviewed Publication

Florida Museum of Natural History

Amber Fossil Preserves Bizarre Lizard

image: Oculudentavis naga, as depicted in this artist's reconstruction, was a bizarre lizard that researchers initially struggled to categorize. They are still unsure of its exact position in the lizard family tree. view more 

Credit: Stephanie Abramowicz/Peretti Museum Foundation/Current Biology

BARCELONA, España. --- Un equipo internacional de investigación ha descrito la nueva especie Oculudentavis, proporcionando nuevas evidencias que el animal que fue inicialmente identificado como un dinosaurio del tamaño de un colibrí era en realidad un lagarto.

La nueva especie, bautizada como Oculudentavis naga en honor al pueblo Naga de Myanmar y de la India, está representada por un cráneo completo y un esqueleto parcial, extraordinariamente bien conservados en ámbar con escamas visibles y tejidos blandos. El espécimen ha sido asignado al mismo género que Oculudentavis khaungraae, cuya descripción original como el ave más pequeña conocida fue retractada el año pasado. Los dos fósiles se encontraron en la misma zona y tienen unos 99 millones de años de antiguedad.

El equipo investigador ha publicado hoy el hallazgo en la revista Current Biology.

El equipo dirigido por Arnau Bolet, paleontólogo del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (Barcelona, España), utilizó imágenes de tomografía computarizada para separar, analizar y comparar digitalmente cada uno de los huesos de las dos especies y descubrieron distintas características morfológicas que permitía clasificarlos inequívocamente como lagartos. De todos modos Oculudentavis es un animal muy raro y era muy difícil de identificar sin un análisis detallado de sus características, comenta Bolet.

"El fósil nos desconcertó a todos al principio. Si se trataba de un lagarto, estábamos delante de uno muy particular", dice el paleontólogo en un comunicado de prensa institucional.

Bolet, juntamente con distintos expertos internacionales en reptiles, dieron con el espécimen por primera vez mientras estudiaban una colección de fósiles incluidos en ámbar adquiridos en Myanmar por el gemólogo Adolf Peretti. (Nota: La extracción y venta de ámbar birmano a menudo está vinculada a abusos de los derechos humanos. Peretti compró el fósil legalmente antes del conflicto en 2017. Se proporcionan más detalles en la declaración ética al final de este artículo).

El herpetólogo Juan Diego Daza examinó el pequeño y raro cráneo, que se había conservado con parte de la columna vertebral y los huesos de la clavícula. El también quedó sorprendido por el raro conjunto de características que presentaba. ¿Podría ser algún tipo de pterodáctilo o quizás un pariente antiguo de los varanos?

"Tras obtener la primera imagen de tomografía computarizada, empezamos una tormenta de ideas sobre qué podía ser", dice Daza, profesor asistente de ciencias biológicas en la Sam Houston State University. "Al final, el estudio detallado y nuestros análisis nos ayudaron a clarificar su posición".

Las principales pistas de que el animal misterioso era un lagarto fueron la presencia de escamas; los dientes adheridos directamente a su mandíbula, en lugar de implantados en alveolos, como los dientes de dinosaurio; unas estructuras oculares y huesos de la clavícula que recordaban a los de los lagartos; y un hueso del cráneo en forma de palo de hockey que es una característica universal entre los reptiles escamosos (Squamata).

El equipo también constató que los cráneos de ambas especies se habían deformado durante el proceso de fosilización. El morro de O. khaungraae se había estrechado y recordaba al pico de un ave, mientras que el cráneo de O. naga se había comprimido. Estas deformaciones reforzaban las características aviarias de uno de los cráneos y las reptilianas del otro, comenta el coautor del estudio Edward Stanley, director del Florida Museum of Natural History's Digital Discovery and Dissemination Laboratory.

"Imagina que pellizcamos la nariz de un lagarto de modo que adquiere una forma triangular", dice Stanley. "¡Se parecería mucho más a un pájaro!"

De todos modos las proporciones del cráneo de Oculudentavis no indican que estuviera relacionado con las aves, comenta la coautora del estudio Susan Evans, profesora de morfología de vertebrados y paleontología en el University College London.

"A pesar de su cráneo abovedado y su largo y afinado morro, en realidad no presenta ningún carácter físico que sustente la idea de una relación próxima con las aves", comenta.

A pesar de que ambos cráneos no se parecían a primera vista, las características compartidas aparecieron a medida que los investigadores aislaron digitalmente cada uno de los huesos y los compararon entre ellos. Minimizaron las diferencias reconstruyendo la forma original de los huesos mediante un delicado proceso conocido como retrodeformación que llevó a cabo Marta Vidal-García de la Universidad de Calgary, en Canadá.

"Concluimos que ambos especímenes eran suficientemente parecidos para pertenecer al mismo género, Oculudentavis, pero determinados detalles sugerían que se trataba de especies distintas", afirma Bolet.

En el cráneo mejor conservado del espécimen de O. naga, el equipo también pudo identificar una cresta elevada a lo largo de la punta del morro y una porción de piel suelta bajo la barbilla que quizás hinchaba como comportamiento de exhibición, comenta Evans. Pero fue imposible detallar la posición exacta de Oculudentavis en el árbol genealógico de los lagartos.

"Es un animal realmente extraño. No se parece a ningún lagarto actual," explica Daza. "Creemos que representa a un grupo de escamosos que no conocíamos".

Durante el Cretácico, hace entre 145,5 y 66 millones de años aparecieron muchos de los grupos de lagartos y serpientes que existen hoy en día, pero rastrear su evolución hasta las formes actuales puede ser difícil, dice Daza.

"Estimamos que muchos de los lagartos se originaron en ese momento, pero aún no habían evolucionado hacia su apariencia moderna", dice. "Por eso pueden engañarnos. Pueden tener características de un grupo o de otro, pero en realidad no encajan perfectamente en ninguno de los dos".

Gran parte del estudio se llevó a cabo con datos obtenidos por tomografía computarizada en el Centro Australiano de Dispersión de Neutrones y la Instalación de Tomografía Computarizada de Rayos X de Alta Resolución en la Universidad de Texas, en Austin. Oculudentavis está disponible digitalmente para cualquier persona con acceso a Internet, lo que permite reevaluar los hallazgos del equipo y abre la posibilidad de nuevos descubrimientos, explica Stanley.

"En paleontología, a menudo tienes un único espécimen con el que trabajar, y eso lo hace muy importante. Por eso a veces los investigadores se muestran recelosos, pero nuestra mentalidad siempre es 'démoslo a conocer'", explica Stanley. "Lo importante es que la investigación se haga, no necesariamente que la hagamos nosotros. Creemos que así es como debería ser".

Si bien los depósitos de ámbar de Myanmar son un tesoro de lagartos fósiles que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo, Daza explica que el consenso entre los paleontólogos es que adquirir el ámbar birmano de manera ética se ha vuelto cada vez más difícil, especialmente tras que el ejército tomara el control en febrero.

"Como científicos, creemos que nuestro trabajo es desvelar estos valiosos rastros de vida, para que todo el mundo pueda conocer su pasado. Pero debemos tener mucho cuidado de que durante el proceso no beneficiemos a un grupo de personas que cometen crímenes de lesa humanidad", comenta. "En realidad, el reconocimiento debería ser para los mineros que arriesgan sus vidas para recuperar estos increíbles fósiles de ámbar".

Otros coautores del estudio son J. Salvador Arias del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET - Fundación Miguel Lillo); Andrej ?er?anský de la Universidad Comenius University de Bratislava, en Eslovaquia; Marta Vidal-García de la Universidad de Calgary en Canadá; Aaron Bauer de la Villanova University; Joseph Bevitt de la Australian Nuclear Science and Technology Organisation y Adolf Peretti de la Peretti Museum Foundation in Switzerland.

La investigación ha sido financiada por la US National Science Foundation, la Sam Houston State University, la Royal Society, el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades de España, el Programa CERCA / Generalitat de Catalunya, el Ministerio de Educación de la República Eslovaca y el Academia de Ciencias de Eslovaquia y la Fundación del Museo Peretti.

Las muestras digitalizadas en 3D están disponibles en línea a través de MorphoSource. El fósil de O. naga se encuentra en la Fundación del Museo Peretti, en Suiza, y el espécimen de O. khaungraae se encuentra en el Museo del Ámbar Hupoge, en China.

El espécimen fue adquirido siguiendo las pautas éticas para el uso del ámbar birmano establecidas por la Society for Vertebrate Paleontology. El espécimen de Peretti se compró a empresas autorizadas que exportan piezas de ámbar legalmente desde Myanmar, siguiendo un código ético que garantiza que no se cometieron violaciones de los derechos humanos durante su extracción y la comercialización y que el dinero derivado de las ventas no apoyó el conflicto armado. El fósil tiene una trazabilidad autenticada, que incluye permisos de exportación de Myanmar. Toda la documentación está disponible bajo petición en la Fundación del Museo Peretti.

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