Suzano Papel e Celulose, la segunda productora de celulosa de eucalipto del mundo, utiliza una tecnología de control avanzado desarrollada por I.Systems para el control de sus calderas. Cada una de éstas es alimentada por distintas fuentes de energía (biomasa, gas y licor negro, un subproducto del proceso de tratamiento químico de la industria de papel y celulosa) con velocidades de combustión distintas. El sistema de control avanzado de I.Systems, denominado Leaf, le permite a la empresa anticipar las variaciones del consumo, controlar el caudal de aire y la entrada de combustible, entre otras medidas tendientes a disminuir costos. Anteriormente, siempre que Suzano necesitaba aumentar o reducir el consumo de vapor, debía controlar cada caldera, a los efectos de mantener la presión estable y evitar aumentos de costos de operación.
El sistema Leaf fue concebido para solucionar problemas comunes de regulación de la automatización industrial. Esta tecnología, basada en la lógica difusa (fuzzy), permite controlar una cantidad mayor de variables en cualquier línea de producción.
La primera prueba del Leaf se concretó en Coca-Cola Femsa, en la localidad de Jundiaí (en São Paulo, Brasil). Utilizando este sistema, la mayor embotelladora de la marca en América Latina redujo un 31% las pérdidas por variación del nivel de líquido inyectado y un 42% las pérdidas por burbujeo, aparte de lograr el control simultáneo de las válvulas de presión y de caudal. El resultado de ello fue un ahorro equivalente a 500 mil litros de refrescos y 100 mil botellas de PET por año.
Actualmente, este sistema se utiliza también en las empresas Votorantim Metais, Ambev, Oxiteno, Usina São Martinho y Ajinomoto, entre otras compañías clientes de 25 sectores.
El producto empezó a desarrollarse en 2007, cuando Igor Santiago -ingeniero de computación egresado de la Universidad de Campinas (Unicamp), en Brasil- y otros tres socios crearon la startup I.Systems. El programa PIPE de la FAPESP apoyó el desarrollo de algunos de los componentes del sistema, tales como un minisimulador y una prueba de concepto del controlador. Y posteriormente, también hizo lo propio con la primera versión del Leaf, el IntFuzzy (lea más en).
El modelo de negocio era ambicioso: "Pretendíamos atender a cualquier empresa con el mismo producto", dice Santiago. Y también audaz: "Nos enfocamos en el problema de las empresas y en la tecnología; no pensamos en el tamaño del mercado, el cual, para nosotros, era infinito".
El potencial de innovación y de escala inherente al sistema atrajo la atención del Fondo Pitanga - con 380 millones de dólares, y bajo la gestión del biólogo Fernando Reinach -, quien se asoció a I.Systems.
La asociación con Pitanga fue crucial para la definición del modelo de precios orientado a la mejora que adopta por I.Systems. La empresa cliente utiliza el Leaf durante un determinado período de tiempo en el cual se miden las mejoras. "Recién después el cliente decide por la compra o la licencia. Si el producto no genera valor, no hay nada que remunerar", subraya Santiago. "Se trata de un modelo comercial sofisticado que pocas empresas utilizan, pero es el modelo del futuro."
I.Systems empezó a prospectar a los primeros clientes internacionales. "A finales de 2015, efectuamos una solicitud de depósito de patente ante el United States Patent and Trademark Office (USPTO) para proteger la tecnología de un sistema de control basado en Windows", adelanta Santiago.
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