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Los mosquitos buscan calor mediante un receptor de enfriamiento ancestral reutilizado

Peer-Reviewed Publication

American Association for the Advancement of Science (AAAS)

El comportamiento de búsqueda de calor en un mosquito responsable de la transmisión de la malaria, fundamental para su capacidad de localizar huéspedes de sangre caliente y alimentarse de ellos, se basa en un termorreceptor destinado originalmente a evitar el calor (y ayudar así al mosquito a mantenerse fresco). En la actualidad, las conexiones del receptor están orientadas para detectar calor (y ayudar al insecto a localizar su próxima comida). Un nuevo estudio que informa sobre este hallazgo sugiere un medio para bloquear la búsqueda de calor por parte de los mosquitos que puede ayudar a orientar el desarrollo de nuevos métodos para controlar enfermedades transmitidas por mosquitos como la malaria. De todos los insectos vectores, los mosquitos son probablemente los más famosos responsables de transmitir una gran cantidad de patógenos diferentes. Los esfuerzos para controlar la malaria a través de vacunas o sus vectores mosquitos mediante pesticidas han resultado difíciles, lo que ha llevado a los investigadores a buscar estrategias alternativas. Al igual que otros insectos transmisores de enfermedades, los mosquitos usan receptores especializados que perciben el calor corporal para identificar la fuente de su próximo banquete de sangre. Sin embargo, la base molecular de su comportamiento de búsqueda de calor sigue siendo desconocida. Chloe Greppi y sus colegas evaluaron si los receptores ancestrales activados por enfriamiento desempeñan algún papel en la detección de calor en Anopheles gambiae, el principal vector mosquito responsable de la transmisión de la malaria en la mayoría de pacientes del África subsahariana. Utilizando análisis de todo el genoma y mutantes marcados mediante CRISPR-Cas9, Greppi et al. identificaron el termorreceptor sensorial IR21a, conservado evolutivamente como elemento clave de los comportamientos de búsqueda de calor. En otros insectos, Ir21a es un receptor de enfriamiento y media la evasión del calor, lo que permite a los insectos mantener una temperatura corporal óptima. Según los autores, la evolución de la alimentación a base de sangre del mosquito An. gambiae implicó la reutilización de este termorreceptor ancestral para facilitar la detección del calor. Si bien el bloqueo de Ir21a no acababa completamente con el comportamiento de búsqueda de calor, sí que reducía significativamente la capacidad de los mosquitos hembra para localizar una fuente de sangre. "La termorrecepción ha sido un aspecto relativamente descuidado de la biología del vector, en la que los esfuerzos de investigación se han centrado principalmente en la quimiorrecepción", escribe Claudio Lazzari en un artículo de Perspective relacionado. La identificación de la raíz de la termosensación abre vías de investigación y posibilidades para controlar las enfermedades transmitidas por vectores, según afirma Lazzari.

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