Investigadores del Laboratorio de Biología Marina de la Universidad de Sevilla, dirigido por el profesor José Carlos García Gómez, han estudiado los factores que intervienen en la reproducción y la cría de peces en el Golfo de Cádiz. Su análisis se ha centrado en los estuarios, que por sus condiciones especiales, motivadas por el contacto de los ríos con el mar, son especialmente favorables para la función reproductiva de las especies de la zona.
El estuario del Guadalquivir mostró la mayor densidad de etapas tempranas de peces y también de macrozooplancton (presas de los peces). Una mayor concentración de materia orgánica (alimento preferencial del macrozooplanton en el Guadalquivir), proporcionada por un mayor flujo de agua dulce y correlacionada con los sólidos totales en suspensión, la materia inorgánica y la turbidez, fueron las características más típicas del Guadalquivir. Estas, junto con el gradiente de salinidad, podrían explicar sus elevadas densidades de macrozooplancton y etapas tempranas de peces. Por el contrario, los recurrentes booms de medusas (Blackfordia virginata) y ctenóforos (Bolinopsis sp.) observados en los estuarios de Guadiana y Bahía de Cádiz afectaron a sus capacidades de cría. La especie de pez más abundante en el Golfo de Cádiz, en particular del interior del estuario del Guadalquivir, fue el boquerón Engraulis encrasicolus.
Los resultados muestran que los estuarios de los ríos Guadalquivir y Guadiana, cuyas cuencas fluviales son mayores, presentan descargas de agua dulce más elevadas, por lo que generan características físico-químicas diferentes en sus aguas, así como una zona de transición extensa con un gradiente longitudinal de salinidad (40-50 km aprox.). Por el contrario, los estuarios de Tinto-Odiel y Bahía de Cádiz, con pequeñas cuencas fluviales, tienen un flujo de agua dulce muy reducido, lo que explica que sus características internas sean similares a las marinas externas.
La turbidez es otro factor a tener en cuenta en este sentido, ya que actúa como un gran aliado de las larvas de peces. Estas utilizan la poca visibilidad de las aguas para ocultarse de los depredadores. Al mismo tiempo, como estas larvas localizan a sus presas a muy corta distancia, la turbidez apenas les influye para verlas y capturarlas. En definitiva, las larvas de peces que desovan en estuarios o en zonas muy próximas a su desembocadura encuentran en aquellos un escenario perfecto para crecer cumpliendo la máxima vital a la que aspira un animal silvestre de comer y no ser comido.
Para el estudio se tomaron muestras de los estuarios durante las estaciones cálidas y secas de 2016, 2017 y 2018. Se observaron algunas diferencias temporales en las comunidades de larvas y juveniles de peces dentro de los propios estuarios, ya que estos ambientes son muy fluctuantes. Por ello, la toma de muestras durante 3 años consecutivos ha permitido a los investigadores tener una mayor certeza de las diferencias entre los diferentes espacios estudiados. De hecho, la diferencia promedio en las abundancias de larvas y juveniles de peces encontradas entre los dos estuarios más productivos del Golfo de Cádiz, Guadiana y Guadalquivir, fue hasta 5 veces mayor en este último, aunque hubo algún año que llegó a ser hasta 10 veces superior.
Por otro lado, tanto en Guadiana como en Bahía de Cádiz solo se observaron explosiones demográficas de medusas y ctenóforos en los años 2017 y 2018, no en 2016. Las causas de esta variación temporal son desconocidas aún, pero estamos estudiando qué otros factores pueden estar influyendo en estas diferencias.
El estudio ha contado con la colaboración de los Servicios Generales de Investigación (SGI) de la Universidad de Sevilla y ha sido financiado íntegramente por la Autoridad Portuaria de Sevilla, en su línea de generar conocimiento del estuario del Guadalquivir y zonas aledañas para potenciar una mejor gestión integrada, explotación sostenible y conservación de este entorno natural, lo que contempla en el Plan Estratégico del Puerto de Sevilla 2025.
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Journal
The Science of The Total Environment