News Release

Estudio sobre la necesidad de una regulación económica más estricta para revertir la epidemia de obesidad

Fast food, body mass index and market deregulation

Peer-Reviewed Publication

Bulletin of the World Health Organization

Este comunicado está disponible en inglés y francés.

Ginebra, 3 de febrero de 2014. Según un estudio publicado hoy en el Boletín de la Organización Mundial de la Salud, los gobiernos podrían frenar, e incluso revertir, la creciente epidemia de obesidad adoptando medidas para combatir el consumo de comida rápida.

El estudio, realizado por un equipo de investigadores con sede en los Estados Unidos e Irlanda, es el primero en examinar los efectos de la desregulación de la economía, incluidos los sectores de la agricultura y alimentación, y el consiguiente aumento de las transacciones de comida rápida, en la obesidad a lo largo del tiempo. El estudio sugiere que si los gobiernos toman medidas, pueden prevenir el sobrepeso y la obesidad, los cuales pueden tener consecuencias graves para la salud a largo plazo, como diabetes, enfermedades cardíacas, derrame cerebral y cáncer.

En lugar de examinar la densidad de puntos de venta de comida rápida o el consumo autoinformado de comida rápida, como los investigadores hicieron en el pasado, los autores adoptaron un enfoque nuevo que consistía en la toma de datos sobre el número de transacciones de comida rápida por habitante entre 1999 y 2008 en 25 de países de ingresos altos y los compararon con las cifras sobre el índice de masa corporal (IMC) en los mismos países durante el mismo periodo de tiempo, como indicación del consumo de comida rápida.

Se considera que una persona con un IMC de 25 o más tiene sobrepeso, mientras que otra con un IMC de 30 o más se considera obesa.

Los autores del estudio hallaron que mientras que el número medio de transacciones anuales de comida rápida por habitante aumentó de 26,61 a 32,76, el IMC promedio aumentó de 25,8 a 26,4. Por tanto, cada aumento de 1 unidad en el número medio de transacciones anuales de comida rápida por habitante se asoció con un aumento del 0,0329 en el IMC durante el periodo de estudio.

«A menos que los gobiernos tomen medidas para regular sus economías, la mano invisible del mercado continuará promoviendo la obesidad en todo el mundo, con consecuencias desastrosas para el futuro de la salud pública y la productividad económica», dijo el autor principal, el Dr. Roberto De Vogli del Departamento de Ciencias de la salud pública de la Universidad de California, Davis, en los Estados Unidos.

El estudio se centra en los países de altos ingresos, pero los resultados también son de utilidad para los países en desarrollo, ya que «casi todos los países han experimentado un proceso de desregulación de los mercados y globalización, sobre todo en las últimas tres décadas», dijo De Vogli.

Las cifras del IMC también muestran hasta qué punto los problemas de sobrepeso y obesidad se han generalizado y que, por término medio, las personas que viven en los 25 países tienen sobrepeso y lo han tenido en los últimos 15 años.

El número medio de transacciones anuales de comida rápida por habitante aumentó en todos los 25 países. Los mayores aumentos sucedieron en Canadá (16,6 transacciones por habitante), Australia (14,7), Irlanda (12,3) y Nueva Zelanda (10,1), mientras que los aumentos más bajos se registraron en los países con una regulación de mercado más estricta, como Italia (1,5), Holanda (1,8), Grecia (1,9) y Bélgica (2,1).

Asimismo, descubrieron que la ingesta de grasas animales y el total de calorías solo cambiaron de forma escasa en un periodo de fuerte aumento de la obesidad.

Al tomar datos de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas, los autores hallaron que la ingesta de grasas animales disminuyó levemente de 212 kcal por persona y día en 1999 a 206 en 2008, y que el consumo de calorías aumentó levemente en seis de esos años con 3432 calorías por habitante y día en 2002, en comparación con 3437 en 2008. Sin embargo, la mayoría de los hombres y las mujeres no necesitan más unas 2500 y 2000 calorías al día, respectivamente.

«Este estudio muestra la importancia de las políticas públicas para hacer frente a la epidemia de la obesidad», dijo el doctor Francesco Branca, Director del Departamento de Nutrición para la salud y el desarrollo en la OMS.

«Se necesitan políticas dirigidas a la alimentación y la nutrición desde varios sectores como la agricultura, la industria, la salud, el bienestar social y la educación», dijo Branca, quien agregó: «Los países donde la dieta está cambiando de una rica en cereales a una alta en grasa, azúcar y alimentos procesados deben tomar medidas a fin de que el suministro de alimentos esté en consonancia con las necesidades de salud de la población».

El nuevo estudio se hace eco de un corpus creciente de literatura que proporciona pruebas de las medidas que los gobiernos podrían adoptar para revertir la epidemia de obesidad, impidiendo la difusión de los productos alimentarios ultraprocesados. Dichas medidas incluirían:

  • Incentivos económicos para los productores que venden alimentos saludables y alimentos frescos en lugar de alimentos ultraprocesados, así como subsidios para cultivar frutas y hortalizas;
  • Desincentivos económicos para las industrias que venden comida rápida, alimentos ultraprocesados y refrescos, como un impuesto a los alimentos ultraprocesados y/o la reducción o eliminación de los subsidios a los productores/empresas que emplean maíz para el crecimiento rápido de tejidos, cantidades excesivas de fertilizantes, pesticidas, productos químicos y antibióticos;
  • Políticas de zonificación para controlar el número y tipo de establecimientos de comida;
  • Una regulación más estricta de la publicidad de comida rápida y refrescos, especialmente la dirigida a los niños;
  • Regulaciones comerciales que disuadan de la importación y el consumo de comida rápida, alimentos ultraprocesados y refrescos; y
  • Sistemas de etiquetado más eficaces, sobre todo para los alimentos ultraprocesados, que incluiría la comida rápida y los refrescos.

Los 194 Estados miembros de la OMS acordaron el Plan de acción mundial para la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles en la Asamblea Mundial de la Salud en mayo de 2013. Uno de los nueve objetivos voluntarios del plan es «frenar el aumento de la diabetes y la obesidad». Además, propone medidas que los países pueden adoptar para combatir la obesidad, como aumentar el consumo de frutas y verdura, o gestionar subsidios e impuestos alimentarios para promover una dieta saludable.

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El Boletín de la Organización Mundial de la Salud es una de las principales revistas de salud pública del mundo. Es la publicación insignia de la Organización y presta especial atención a los países en desarrollo. Los artículos son examinados por expertos y son independientes de las directrices de la OMS. Los resúmenes están disponibles en los seis idiomas oficiales de las Naciones Unidas: árabe, chino, inglés, francés, ruso y español.

El índice completo de todos los números del Boletín publicados desde 1948 está disponible gratuitamente para todos los lectores a través de PubMed Central, en la dirección: http://www.pubmedcentral.nih.gov/tocrender.fcgi?journal=522&action=archive

Si desea más información, puede ponerse en contacto con:

Dr Roberto De Vogli
Profesor asociado
Departamento de Ciencias de la salud pública
Universidad de California, Davis, Estados Unidos
Tel.: +1 530 752 4853
Móvil: +1 415 823 9251
Correo electrónico: rdevogli@ucdavis.edu

Karen Finney
Representante superior de información pública
Universidad de California, Davis, Asuntos públicos sobre el sistema de salud
Sacramento, California, USA
Tel.: +1 916-734-9064
Móvil: +1 916-505-2601
Correo electrónico: karen.finney@ucdmc.ucdavis.edu

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Dr Francesco Branca
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Organización Mundial de la Salud
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Tel.: +41 22 791 1025
Correo electrónico: brancaf@who.int


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