News Release

Hipoxia: el mayor asesino de la Gran Mortandad

Peer-Reviewed Publication

American Association for the Advancement of Science (AAAS)

Según revela un reciente estudio, vastas franjas de vida de los océanos antiguos, casi el 96 % de todas las especies marinas, se asfixiaron lentamente a medida que los océanos de la Tierra se calentaban rápidamente y perdían su oxígeno vital durante el catastrófico evento de extinción en masa del Pérmico final. Los resultados, que encuentran un análogo cercano en el impacto climático antropogénico que se observa en la actualidad, destacan el potencial de futuros eventos de extinción provocados por cambios ambientales similares, algunos de los cuales ya están en curso. En un artículo de Perspective relacionado, Lee Kump escribe lo siguiente: "A medida que mejora nuestra comprensión de los factores y las consecuencias del cambio climático del final del Pérmico, se aclaran lecciones para el futuro". Hace casi 252 millones de años, la intensa actividad volcánica arrojó enormes volúmenes de gases de efecto invernadero a la atmósfera y desencadenó rápidos cambios en el clima, lo que resultó en la Gran Mortandad, el mayor evento de extinción masiva de la historia de la Tierra. Investigaciones anteriores habían sugerido que el colapso generalizado de la biodiversidad probablemente fuera provocado por el rápido cambio climático resultante de la actividad volcánica. Sin embargo, no ha quedado clara la contribución de cada impacto ambiental a la extinción. Justin Penn y sus colegas investigaron el papel del rápido calentamiento por el efecto invernadero y la consecuente pérdida de oxígeno en el océano, los dos aspectos, según los autores, mejor sustentados del cambio ambiental del Pérmico final. Penn et al. investigaron la dinámica de la extinción antigua utilizando un modelo del sistema de la Tierra, junto con datos procedentes de una variada colección de especies vivas, para simular los efectos del calentamiento del océano y la desoxidación del Pérmico final en la pérdida del hábitat y la supervivencia animal. Los resultados revelaron patrones de extinción: los animales que vivían en latitudes más altas fueron más propensos a la extinción. A medida que las aguas se calentaban y el oxígeno escaseaba, su baja tolerancia a los ambientes hipóxicos hacía que no tuvieran dónde refugiarse. Según los autores, los animales marinos tropicales, ya adaptados a niveles bajos de oxígeno y altas temperaturas, estaban más preparados para sobrevivir a los cambios ambientales.

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