A través de un nuevo estudio, se ha descubierto que existe una conexión entre las perturbaciones meteorológicas y el aumento de las solicitudes de asilo de personas que persiguen entrar a la Unión Europea, una tendencia que aumentará drásticamente en el futuro. Los autores estiman que, para fines de siglo, las solicitudes de entrada a la UE aumentarán en un 28 % en caso de un calentamiento global lento, en el que las emisiones futuras de gases invernadero disminuyan, y en un 188 % en el caso de un calentamiento global rápido en el que las emisiones futuras sigan incrementándose. Algunos estudios previos habían descubierto una conexión entre las variaciones climáticas y la migración, pero Anouch Missirian y Wolfram Schlenker se propusieron explorar dicha relación a mayor escala y a nivel global. Los investigadores analizaron las solicitudes de asilo en la UE presentadas desde 103 países entre 2000 y 2014 (con un promedio de 351 000 solicitudes por año) y a continuación compararon esa información con datos medioambientales de dichos países durante el mismo período de tiempo, a la vez que corrigieron los sesgos teniendo en cuenta otros factores de riesgo como conflictos armados. Los autores identificaron una relación entre las fluctuaciones en las solicitudes de asilo y las anomalías climáticas. Esta tendencia comienza a afectar países que tienen temperaturas medias de alrededor de 20 ºC y es más pronunciada en países con temperaturas de base más altas. Por el contrario, los países con temperaturas más bajas tienden a mostrar menos solicitantes de asilo a medida que el clima se vuelve cálido. Missirian y Schlenker utilizaron los datos de solicitudes de asilo del período 2000-2014 en combinación con proyecciones climáticas para calcular cómo cambiarán las tendencias de solicitud de asilo en el futuro y descubrieron que un aumento en la temperatura global de entre 2,6 y 4,8 ºC para fines de siglo podría resultar en 660 000 solicitudes adicionales de ingreso en la UE por año. Los autores mencionan que es sabido que las fluctuaciones climáticas afectan a la agricultura y el producto interior bruto (incluso en países desarrollados e industrializados que no poseen un sector agrícola muy grande), lo cual podría ayudar a comprender las tendencias que se observaron en este estudio, afirman los investigadores.
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