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Un modelo predice que una reducción planificada de fósforo puede hacer que el lago Erie sea más tóxico

Peer-Reviewed Publication

American Association for the Advancement of Science (AAAS)

Los planes para frenar la proliferación de algas en el lago Erie mediante la reducción de la escorrentía de fósforo podrían tener consecuencias imprevistas, haciendo potencialmente más tóxico el lago, según un nuevo estudio. El análisis, que se basa en un tipo de modelo utilizado más normalmente en sociología y economía sugiere que se tienen que reducir tanto el nitrógeno como el fósforo en el lago Erie para controlar la proliferación de las algas. Situado entre principales áreas agrícolas de los Estados Unidos y Canadá, el lago Erie experimenta una escorrentía que introduce altos niveles de nitrógeno y fósforo en el sistema acuático, lo que tiene como resultado crecimientos masivos de organismos fotosintéticos. Algunas de estas proliferaciones de algas contienen cianobacterias, las cuales se sabe que producen potentes toxinas que pueden dañar a los animales acuáticos y afectar al agua potable. Una de dichas cianobacterias, la Microcystis, produce microcistina, una potente toxina hepática implicada en la crisis del agua potable de Toledo de 2014. En un esfuerzo para limitar un crecimiento excesivo de algas en el lago Erie, las agencias gubernamentales de Estados Unidos y Canadá se han centrado en reducir la carga de fósforo. En aguas dulces, el crecimiento de fitoplancton con frecuencia está limitado por la disponibilidad de fósforo. Sin embargo, según Ferdi Hellweger et al., esta sencilla suposición no resuelve ni explica la ecología de cepas toxigénicas o su producción de toxinas en donde el nitrógeno, la temperatura y la fatiga de las especies de oxígeno reactivo son factores importantes. Utilizando datos de un metanálisis que abarca 103 estudios de sobre la biología de Microcystis, Hellweger et al. desarrollaron un modelo basado en agentes de metabolismo cianobacteriano. Los autores utilizaron este modelo para sondear cómo cambiaba la producción de toxinas en un rango de nutrientes y condiciones medioambientales. El modelo predice que la reducción de fósforo podría por sí sola tener efectos dañinos. Si bien es probable que la reducción redujese la biomasa total, esta haría que el nitrógeno y la luz estuviesen más disponibles, lo que aumentaría la producción de toxinas, las cepas toxicogénicas y las concentraciones de toxinas. Según los autores, este mecanismo puede ser responsable parcialmente de la intensificación observada de cianobacterias después de la histórica reducción de la carga de fósforo en el lago Erie y en muchos otros sistemas. "Según los resultados presentados por Hellweger et al., y de acuerdo con las crecientes publicaciones, debe evaluarse la necesidad de considerar también la reducción de nitrógeno en el control de la proliferación de algas", comentan Irina Ofiţeru y Cristian Picioreanu en una perspectiva relacionada. 


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