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El cuerpo humano produce radicales hidroxilos cuando se expone al ozono en ambientes interiores

Peer-Reviewed Publication

American Association for the Advancement of Science (AAAS)

Según informan los investigadores, la exposición del cuerpo humano al ozono en espacios interiores genera hidroxilo (OH) altamente reactivo, radicales que son en gran parte responsables de la oxidación de la mayoría de los gases contaminantes. Los hallazgos tienen implicaciones para nuestra comprensión del papel de los seres humanos en la química y la calidad del aire interior. "[Los autores] observaron que el cuerpo humano interactúa con el entorno interior de una manera análoga a cómo la Tierra interactúa con la atmósfera", escriben Coralie Schoemaecker y Nicola Carslaw en un artículo de Perspective relacionado. "Tanto el cuerpo humano como la Tierra son reactores químicos que consumen o producen especies oxidantes y oxidadas en sus atmósferas circundantes". La gran mayoría de los seres humanos pasan la mayor parte de su tiempo en espacios interiores –ya sea en su hogar, en el lugar de trabajo o mientras se desplazan entre estos dos– y se ven expuestos a una serie de productos químicos de diversas fuentes, incluidos contaminantes del exterior que se abren paso hacia el interior, emisiones gaseosas procedentes de los materiales de construcción y el mobiliario, y producidos por actividades como la cocina y la limpieza. Además, el cuerpo humano también es una potente fuente móvil de emisiones. La eliminación química de contaminantes en fase gaseosa en el aire exterior durante el día es impulsada principalmente por la producción de radicales OH que se forman principalmente mediante la fotólisis del ozono por la luz solar ultravioleta. Sin embargo, la calidad del aire interior se ve mucho menos afectada por este proceso, dado que las ventanas de cristal filtran en gran medida la luz ultravioleta. Si bien las investigaciones han demostrado que algunos radicales OH pueden generarse por otros medios en ambientes interiores, pocos estudios han evaluado la influencia química de los cuerpos humanos sobre estos ambientes. Mediante una serie de experimentos, Nora Zannoni y sus colegas descubrieron que se generaban altas concentraciones de radicales OH cuando las personas estaban expuestas a diferentes concentraciones de ozono en el interior de una cámara de acero inoxidable de control climático. Según Zannoni et al., el escualeno en el aceite de la piel reaccionó produciendo 6-metil-5-hepten-2-ona (6-MHO), resultando clave para establecer este campo de oxidación inducido por el ser humano. Además, descubrieron que el isopreno del aliento humano y los productos de su interacción con el OH también reaccionan con el ozono para producir más radicales OH, lo que sugiere que los seres humanos son una fuente neta de oxidantes reactivos en interiores.


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