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Sacar de circulación el SARS-CoV-2 utilizando pequeñas moléculas

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American Chemical Society

Sacar de circulación el SARS-CoV-2 utilizando pequeñas moléculas

image: Algunas moléculas pequeñas pueden lograr que las proteínas de la espícula del SARS-CoV-2 queden encerradas dentro de una configuración cerrada que sea inofensiva (izquierda) y que no tenga lugar la configuración abierta infecciosa (derecha). view more 

Credit: Adaptado de ACS Central Science 2023, DOI: 10.1021/acscentsci.2c01190

Las tristemente famosas proteínas de la espícula que presenta la superficie del SARS-CoV-2 colaboran para que pueda unirse a las células humanas y penetrar en ellas. Debido al importante papel que cumplen en la propagación de la infección, esas proteínas son uno de los blancos principales de las vacunas y de los tratamientos contra el COVID-19. No obstante, dichos remedios pierden eficacia poco a poco, a medida que van mutando ciertos segmentos de las proteínas de la espícula. Ahora, en un informe publicado en ACS Central Science, unos investigadores anuncian el descubrimiento de unas moléculas pequeñas que estarían dirigidas a otros segmentos que presentan menos mutaciones.

Las proteínas de las espículas cambian de forma cuando atacan a una célula. Cuando la estructura “se abre”, exponen una sección conocida como dominio de unión al receptor (RBD) por medio de la cual pueden unirse a la proteína ACE2 de las células humanas. Cuando la estructura “está cerrada”, el segmento de la zona RBD queda encerrado dentro de la proteína de las espículas y no puede unirse a las células humanas. Los anticuerpos que contienen algunas terapias para el COVID-19, o los que se estimulan por medio de la vacunación o de las infecciones, se dirigen al dominio RBD para impedir que se una a la ACE2. Sin embargo, algunas de las variantes emergentes del coronavirus presentan mutaciones en el fragmento de RBD. Eso significa que las vacunas y las terapias con anticuerpos diseñadas para atacar ese fragmento podrían ir perdiendo eficacia a medida que muta el virus.

Para evitar ese problema, se podrían seleccionar otras partes de la proteína de la espícula que sean menos propensas a las mutaciones. Una posibilidad es una cavidad de la proteína de la espícula, a la que apodaron el talón de Aquiles del virus. Cuando hay ácidos grasos libres (AGL) o algunos compuestos más en dicho hueco, la proteína no puede salir de la configuración cerrada, con la cual es inofensiva. Sin embargo, dichos compuestos no sirven para desarrollar tratamientos adecuados debido a que no son estables o a que la unión que generan es débil. Por ese motivo, Jianhui Huang, Niu Huang y sus colegas decidieron buscar otros tratamientos posibles que no presentaran estas fallas.

Utilizando modelos informáticos, el equipo examinó una biblioteca de pequeñas moléculas en busca de aquellas que pudieran introducirse en la cavidad y adherirse firmemente a la proteína de la espícula para mantenerla cerrada. A continuación, los investigadores utilizaron la resonancia de plasmón de superficie, entre otras técnicas, para evaluar qué análogos de esas moléculas ofrecerían una mayor capacidad de unión y solubilidad. El equipo afirmó que los compuestos resultantes, que pueden unirse tanto a las proteínas del coronavirus original como a la variante omicrónica BA.4, podrían servir como punto de partida para desarrollar tratamientos de amplio espectro contra el COVID-19.

Los autores agradecen el apoyo de la Comisión Municipal de Ciencia y Tecnología de Pekín y de la Universidad de Tsinghua.

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