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Los enanos y los gigantes de las islas son desproporcionadamente propensos a las extinciones mediadas por el hombre

Peer-Reviewed Publication

American Association for the Advancement of Science (AAAS)

Según un nuevo análisis de especies insulares que abarca millones de años, las especies insulares enanas y gigantes son más susceptibles a la extinción que otras especies, especialmente después de la llegada de los humanos a sus hogares insulares. Estos hallazgos destacan la vulnerabilidad de algunas de las especies más singulares de la Tierra y podrían servir para informar sobre estrategias de conservación, a fin de preservarlas. Aunque cubren menos del 7 % de la superficie del planeta, las islas constituyen importantes focos de biodiversidad. Debido a su aislamiento, las islas a menudo contienen especies que han seguido trayectorias evolutivas únicas que han dado lugar a características peculiares, como tamaños corporales inusualmente grandes o pequeños. Por ejemplo, las islas han albergado mamuts enanos y roedores gigantes. Sin embargo, las islas también son conocidos focos de extinción, particularmente en cuanto a la extinción mediada por el hombre, y las especies que presentan cambios extremos en el tamaño corporal parecen estar en mayor riesgo. 

A fin comprender mejor la relación entre la evolución del tamaño corporal y la susceptibilidad a la extinción, Roberto Rozzi y sus colegas evaluaron datos sobre especies extintas y vivas de mamíferos insulares enanos y gigantes, junto con su riesgo y tasa de extinción a través del tiempo, tanto antes como después de la llegada de los seres humanos. Rozzi et al. combinaron datos sobre el riesgo de extinción, la masa corporal y el cambio de tamaño corporal para 1 231 especies todavía existentes y 350 especies extintas de mamíferos insulares de islas paleoislas en todo el mundo que abarcan los últimos 23 millones de años. Los investigadores descubrieron que las extinciones y el riesgo de extinción eran más altos entre las especies insulares enanas y gigantes. Si bien los autores muestran que la pérdida de biodiversidad en curso observada en las islas forma parte de un extenso evento de extinción de islas que comenzó hace más de 100 000 años, la llegada de los seres humanos entre el Pleistoceno superior y el Holoceno a islas distantes, un proceso que comenzó hace aproximadamente 12 000 años, aceleró en gran medida el ritmo de extinción, cuyas tasas aumentaron en más de 10 veces. "Mirando hacia el futuro, recomendamos que las agendas de conservación den prioridad especial a la protección de los gigantes y enanos insulares, las maravillas evolutivas supervivientes de la vida en las islas", escriben Rozzi et al.


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