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Las pruebas de armas nucleares son una fuente desconocida de radiactividad en jabalíes alemanes

Peer-Reviewed Publication

American Chemical Society

Cerdos de pelo desgreñado y colmillos andan sueltos por los bosques de Alemania y Austria. Si bien estos animales de caza tienen buen aspecto, algunos contienen cesio radiactivo en niveles que hacen que su carne no sea segura para el consumo. Anteriormente, los científicos tenían la hipótesis de que la contaminación procedía del accidente de la central nuclear de Chernóbil de 1986. Pero, ahora, los investigadores de Environmental Science & Technology de la ACS informan que las lluvias radioactivas de las armas nucleares de hace entre 60 y 80 años también contribuyen significativamente a la radiactividad persistente de los jabalíes.

El cesio radiactivo, un subproducto de las explosiones de armas nucleares y la producción de energía nuclear, plantea riesgos para la salud pública cuando entra en el medio ambiente. Y el medio ambiente de toda Europa recibió un gran pulso de contaminación por cesio radiactivo tras el accidente de la central de Chernóbil hace 37 años. La mayor parte de esa radiactividad procede del cesio-137, pero también puede producirse una forma mucho más duradera, denominada cesio-135, durante la fisión nuclear. Con el tiempo, el cesio-137 ha disminuido en la mayoría de los animales de caza, pero los niveles de radiactividad de los jabalíes no han cambiado sustancialmente. Su carne sigue superando los límites reglamentarios para el consumo y hace que, en algunos lugares, se reduzca su caza, lo que, en consecuencia, contribuye a la superpoblación de estos animales en Europa. Dado que los niveles de cesio radiactivo no han cambiado como se esperaba, Georg Steinhauser, Bin Feng y sus colegas quisieron investigar la cantidad y el origen de esa contaminación en los jabalíes de Alemania.

Los investigadores trabajaron con cazadores para recoger carne de jabalí en todo el sur de Alemania y luego midieron los niveles de cesio-137 de las muestras con un detector de rayos gamma. Para determinar el origen de la radiactividad, el equipo comparó la cantidad de cesio-135 con la de cesio-137 con un sofisticado espectrómetro de masas. Estudios anteriores demostraron que esta proporción indica claramente las fuentes: Una proporción elevada apunta a explosiones de armas nucleares, mientras que una proporción baja implica reactores nucleares.

El equipo observó que el 88 % de las 48 muestras de carne superaban los límites reglamentarios alemanes para cesio radiactivo en los alimentos. Para las muestras con niveles elevados, los investigadores calcularon las proporciones de cesio-135 y cesio-137, y descubrieron que las pruebas con armas nucleares aportaban entre el 10 % y el 68 % de la contaminación. Y, en algunas muestras, la cantidad de cesio procedente únicamente de las armas superaba los límites reglamentarios. Los investigadores piensan que las pruebas armamentísticas de mediados del siglo XX fueron una fuente infravalorada de cesio radiactivo para el suelo alemán, que también se vio afectado de forma desigual por el accidente de Chernóbil. Los alimentos de los jabalíes, como las trufas subterráneas, han absorbido la contaminación de ambas fuentes, lo que contribuye a su radiactividad persistente. Los investigadores afirman que futuros accidentes o explosiones nucleares podrían agravar la contaminación de estos animales y podrían afectar a la seguridad alimentaria durante décadas, como demuestra este estudio.

Los autores agradecen la financiación de la Bavarian Academy for Hunting and Nature y de la beca postdoctoral de la Fundación Alexander von Humboldt.

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