News Release

El «pequeño» tiranosaurio Nanotyrannus lancensis era una especie distintiva, no un T. Rex joven

Summary author: Walter Beckwith

Peer-Reviewed Publication

American Association for the Advancement of Science (AAAS)

El análisis microscópico de un hueso de garganta poco convencional ayuda a resolver un debate de larga data en paleontología, según informan los investigadores, revelando pruebas de que Nanotyrannus lancensis —que muchos consideraban durante mucho tiempo un Tyrannosaurus rex joven— era en realidad una especie distinta y completamente madura de tiranosaurio más pequeño. Dado que los registros fósiles suelen ser fragmentarios, es difícil discernir toda la gama de especies distintas de dinosaurios que vivieron en los ecosistemas antiguos. Esto se complica aún más cuando se trata de determinar auténticas especies nuevas frente a los ejemplares jóvenes de las ya conocidas. Uno de los debates más persistentes de este tipo se refiere al Nanotyrannus lancensis, un pequeño tiranosaurio del Cretácico de América del Norte que, durante los últimos 60 años, ha sido interpretado de diversas maneras, ya sea como una especie propia o simplemente como un joven Tyrannosaurus rex. Este debate, que se ha prolongado durante décadas, ha persistido en gran medida porque el holotipo de N. lancensis existe como un cráneo aislado y las evaluaciones tradicionales de la madurez se basan a menudo en los huesos de las extremidades. Hasta hace poco, los estudios anteriores sobre otros fósiles más completos que se creía que pertenecían a Nanotyrannus habían arrojado resultados contradictorios. En este estudio, Christopher Griffin y sus colegas han comprobado si la estructura microscópica de un pequeño hueso de la garganta, el ceratobranquial, puede utilizarse para indicar de forma fiable la edad y la madurez esquelética de los restos fósiles. Griffin y su equipo descubrieron que, tanto en especies vivas de arcosaurios (como avestruces y cocodrilos) como en terópodos extintos, el hueso ceratobranquial conserva señales claras de crecimiento y madurez, lo que lo hace valioso para determinar la etapa de desarrollo, especialmente en individuos completamente maduros. Aplicando este método al controvertido haplotipo N. lancensis, los autores examinaron tres secciones de su ceratobranquial y descubrieron varios indicios de madurez esquelética casi completa o completa. Estos datos sugieren que N. lancensis es una especie taxonómicamente distinta que coexistió con T. rex, lo que implica una mayor diversidad de depredadores en los ecosistemas del Cretácico tardío de lo que se aceptaba anteriormente.


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