Mediante una base de datos en línea con datos públicos compartidos por aficionados a la genealogía, un grupo de investigadores ha elaborado un enorme «árbol genealógico», tarea que ha sido posible gracias a la colaboración abierta distribuida. Este árbol describe el curso de las vidas de millones de personas y destaca efectos adicionales de la cultura humana relativos a la propagación de la información genética. Por ejemplo, sugiere que la reciente reducción del emparentamiento genético que se observa en las sociedades occidentales está más relacionado con cambios culturales que con el advenimiento del transporte. Hasta el momento, la confección de árboles genealógicos poblacionales implicaba un arduo proceso. Sin embargo, en este caso, mediante el aprovechamiento de la información disponible en las redes sociales, Joanna Kaplanis, Yaniv Erlich et al. han confeccionado un árbol de este tipo. Para ello, analizaron los registros de 86 millones de perfiles públicos de Geni.com, un sitio web de genealogía que se vale de la colaboración abierta distribuida. La información obtenida en Geni.com refleja sucesos y tendencias como el aumento del índice de mortalidad de la población en edad militar durante la Guerra de Secesión americana, la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, o la disminución de la mortalidad infantil durante el s. XX. Al comparar la información obtenida en Geni.com con los estudios genéticos tradicionales en los que se estudia la heredabilidad, los autores llegaron a una estimación similar, aunque más pequeña, de la heredabilidad de la longevidad. Respecto de los patrones de migración, descubrieron que, en las sociedades occidentales, las mujeres migran más que los hombres, pero recorren distancias menores. Además, los autores explican que, en las parejas nacidas entre 1800 y 1850, se observa un aumento del doble de las denominadas distancias maritales, que crecieron de 8 kilómetros en 1800 a 19 kilómetros en 1850. Sorprendentemente, el aumento en las denominadas distancias maritales se dio en el mismo momento en que se produjo un aumento en el emparentamiento genético (individuos que se casan con parientes), lo que contradice la teoría de que las personas se vuelven genéticamente más diversas a medida que se dispersan. Kaplanis et al. escriben lo siguiente: «A partir de estos resultados, nuestra hipótesis es que los cambios que se produjeron en el transporte durante el s. XIX no fueron la principal causa de la disminución de la consanguineidad. En cambio, los autores sugieren que los cambios culturales desempeñaron un papel más importante en la reciente disminución del emparentamiento genético entre las parejas en las sociedades occidentales».
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