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Cambios en la dieta favorecieron el desarrollo de nuevos sonidos humanos hace miles de años

Peer-Reviewed Publication

University of Zurich

Cambios en la dentición humana derivados de dietas más blandas resultaron en nuevos sonidos como “f” en lenguas de todo el mundo, concluye un equipo internacional liderado por investigadores de la Universidad de Zürich en Suiza. Estos hallazgos contradicen la teoría de que el rango de sonidos presentes en las lenguas del mundo ha permanecido fijo a lo largo de la historia.

El habla humano es espectacularmente diverso, cubriendo desde sonidos comunes como ´m´ y ´a´ hasta los raros chasquidos consonánticos encontrados en las lenguas del sur de Africa. Este rango de sonidos se cree que ha permanecido fijo por la biología humana al menos desde los primeros indicios de Homo sapiens hace 300,000 años. Un estudio por un equipo internacional liderado por científicos de la Universidad de Zürich (Suiza) que involucra a investigadores de dos Institutos Max Planck (en Alemania y Holanda), la Universidad de Lyon (Francia), la Universidad Tecnológica de Nanyang (Singapur) y otras instituciones echa luz sobre la evolución del habla. El estudio muestras que sonidos como “f”, muy comunes en las lenguas modernas, son en realidad adiciones muy recientes y resultaron como consecuencia de cambios en la dentición a raíz de la adopción de nuevas dietas hace miles de años.

Cambios en la dentición dieron lugar a nuevos sonidosdel habla

En el pasado, los dientes superiores e inferiores se cerraban en una mordida borde a borde como resultado de una dieta basada en alimentos que requerían una profusa e intensa masticación. La introducción de comidas más blandas y de métodos de preparación que reducen la cantidad de masticación necesaria le permitieron a los humanos conservar la configuración dental juvenil, donde los dientes superiores están ligeramente por delante de los dientes inferiores a la vez que forman un pequeño ángulo hacia fuera de la boca. Este cambio dió lugar a una clase de sonidos del habla que hoy se encuentra en aproximadamente la mitad de todas las lenguas del mundo: los sonidos “labiodentales”, que se producen al presionar el labio inferior con los dientes superiores. Un sonido labiodental muy común que también se encuentra en el Castellano es el sonido de la ´f´.

“En Europa, nuestros análisis sugieren que el uso de labiodentales se ha incrementado dramáticamente sólo en los últimos milenios, en correlación con el alza de la tecnología para procesar alimentos” explica el Dr. Steven Moran, uno de los dos autores principales del artículo junto con el Dr. Damián Blasi. “La influencia de la biología en el desarrollo de los sonidos del habla ha sido desestimada hasta ahora.”

Un acercamiento interdisciplinario

El proyecto comenzó gracias a que el equipo se encontró con una curiosa observación por el lingüista Charles Hockett en 1985. Hockett notó que las lenguas que albergaban sonidos labiodentales se hablaban usualmente en sociedades con acceso a alimentos blandos, usualmente derivados de la agricultura. “Pero hay montones de correlaciones superficiales entre las lenguas y otros factores, además de que el comportamiento lingüístico, como por ejemplo la pronunciación, no se fosiliza”, aclara el Dr. Blasi. “Realmente ha sido una hazaña evaluar esta hipótesis: combinamos el conocimiento, los datos y los métodos de diversas disciplinas para descubrir y evaluar los mecanismos subyacente a las correlaciones observadas. Es un caso singular de convergencia de la evidencia a lo largo de muchas disciplinas.” El proyecto fue posible gracias a la disponibilidad de nuevas bases de datos, nuevos modelos biomecánicos del habla y nuevos métodos computacionales de análisis de datos.

Escuchando el pasado

“Nuestros resultados echan luz sobre las complejas relaciones causales entre prácticas culturales, la biología humana y el habla”, dice Balthasar Bickel, autor senior y profesor en la Universidad de Zürich. “También desafían la presunción corriente de que, en el habla, el pasado sonaba igual que el presente.” Basados en los hallazgos de este estudio y los métodos desarrollados, los lingüistas pueden ahora encarar preguntas que no han recibido una respuesta satisfactoria, como por ejemplo cómo sonaban las lenguas miles de años atrás.

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