News Release

Un ADN antiguo revela la continuidad de la población en el México central prehispánico

Summary author: Walter Beckwith

Peer-Reviewed Publication

American Association for the Advancement of Science (AAAS)

Según un nuevo estudio, un ADN antiguo del México central y septentrional prehispánico revela la continuidad de la población durante un periodo de cambio medioambiental drástico y aporta nuevos datos sobre la rica y compleja historia demográfica de la región. Antes de la colonización europea, el México actual alojó a varias civilizaciones en dos zonas culturales principales: Aridoamérica en el norte, habitada principalmente por cazadores recolectores, y Mesoamérica en las regiones centrales y meridionales, donde prosperaban grandes culturas basadas en la agricultura. La distinción entre estas dos regiones normalmente se ha basado en características culturales, estrategias de subsistencia y aspectos ecológicos. Las pruebas arqueológicas sugieren que el límite entre estas dos regiones se trasladó hacia el sur entre 900-1300 de la era común, debido a sequías que duraron varias décadas, y que supuestamente conllevaron la sustitución de poblaciones del México central por pueblos aridoamericananos y quizá al abandono de algunas ciudades mesoamericanas. Sin embargo, la naturaleza de esos cambios sociales no se llega a entender bien, basándose únicamente en pruebas arqueológicas. Aunque el estudio de la variación genética de estas antiguas poblaciones podría ayudar a aclarar las incertidumbres, los datos genómicos de las antiguas poblaciones prehispánicas de México son muy insuficientes. Viridiana Villa-Islas y sus colegas abordan esta brecha de conocimientos y presentan datos de todo el genoma de amplio espectro de 12 individuos y 27 genomas mitocondriales de ocho  yacimientos arqueológicos de México, 2 de ellos situados en la frontera cambiante entre Aridoamérica y Mesoamérica. Al contrario de lo que muestran los datos arqueológicos, Villa-Islas et al. revelaron la continuidad de la población durante el periodo de las megasequías y la gran conservación de la estructura genética hasta el México actual durante los últimos 2300 años, que aún se puede observar en las poblaciones indígenas modernas. Además, los autores también han identificado una contribución a las poblaciones prehispánicas del México septentrional y central de dos poblaciones antiguas “fantasma” no muestreadas, lo que prueba que los acontecimientos demográficos que dieron origen a las poblaciones aridoamericanas y mesoamericanas son más complejos que lo que se pensaba previamente. En un artículo relacionado de Perspective, Bastien Llamas y Xavier Roca-Rada resaltan el enfoque ético y sostenible del estudio de la paleogenómica. “El estudio de Villa-Islas et al. es un ejemplo notable de este enfoque, ya que se centra en la región sur global y está dirigido (predominantemente) por investigadores locales”, escriben. “Se trata de un inicio importante en la colaboración entre laboratorios y eruditos locales del Norte lobal, que requiere la exportación de muestras y a menudo exige reubicar a alumnos locales e investigadores en la fase inicial de su carrera en el Norte global para recibir formación”.


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