Dos mediciones del flujo sanguíneo en la médula espinal lesionada, derivadas de ultrasonidos realizados durante la cirugía, están correlacionadas con la gravedad de la lesión y la recuperación funcional a largo plazo, según un nuevo estudio en ratas y humanos. La recolección y el análisis de estos datos de ultrasonido ofrecen un camino para la evaluación en tiempo real de las lesiones traumáticas de médula espinal (LTME) que puede guiar la cirugía inmediata, así como los tratamientos futuros, afirman Zin Z. Khaing y sus colegas. Los autores señalan que más de un cuarto de millón de personas en EE.UU. viven con lesiones traumáticas de médula espinal (LTME) que suponen 9.700 millones de dólares en costes de tratamiento. Los investigadores utilizaron ultrasonido ultrarrápido con contraste (contrast-enhanced ultrasound, CEUS) para visualizar la circulación sanguínea en modelos de ratas con lesiones traumáticas agudas de médula espinal (LTME) y en 27 pacientes con LTME de diversa gravedad que se sometieron a cirugía inicial de descompresión y estabilización. De estos pacientes, 14 habían experimentado pérdida total de la función motora y sensorial. Khaing y sus colegas midieron el déficit de área de perfusión (la cantidad de tejido de la médula espinal dañado con poca o ninguna circulación sanguínea) y el índice de perfusión espinal (la cantidad de tejido vital en el centro de la lesión que conserva la circulación). Tanto en ratas como en humanos, ambas métricas se correlacionaron con la gravedad de la lesión y la función motora. Entre los 27 pacientes, el déficit de área de perfusión y el índice de perfusión espinal diferían entre aquellos con pérdida motora completa e incompleta, y el déficit de área de perfusión se correlacionó con la gravedad de la lesión en el ingreso hospitalario y con el grado de recuperación funcional seis meses después.