Los científicos han diseñado un agonista dual capaz de suprimir el apetito en animales activando los receptores tanto de GLP-1 como de la hormona leptina, los dos «brazos» principales del sistema de regulación del apetito del organismo. Su compuesto se basa en el reciente éxito clínico de los fármacos dirigidos al receptor de GLP-1 y ofrece un nuevo candidato que podría lograr una supresión del apetito más completa y duradera. GLP-1 es una hormona peptídica que reduce el apetito y la ingesta de alimentos al interactuar con su receptor. Los compuestos que imitan a GLP-1 y activan el receptor de GLP-1 se han puesto de moda en el tratamiento de la diabetes y la obesidad, y fármacos como el Ozempic han tenido un enorme éxito. Sin embargo, la vía de GLP-1 es solo uno de los componentes de la regulación del apetito en el organismo y controla principalmente el apetito y la alimentación a corto plazo. Los otros componentes principales son hormonas como la leptina y la grelina, que regulan la energía y la alimentación a más largo plazo. En trabajos anteriores, los investigadores descubrieron que los ratones poseen una población única de neuronas en sus cerebros que albergan receptores tanto para la leptina como para GLP-1. En esta ocasión, Joseph Polex-Wolf y sus colegas demuestran que existen neuronas similares en el hipotálamo de macacos rhesus. Tras confirmar la existencia de estas neuronas, el equipo diseñó un agonista dual que activa simultáneamente los receptores de leptina y GLP-1. Cuando se probó en modelos murinos de obesidad, el agonista dual redujo la ingesta de alimentos de los animales y provocó pérdida de peso. Sin embargo, la eliminación del gen del receptor de leptina en las neuronas diana anuló los beneficios del tratamiento, confirmando que las neuronas que expresan el receptor de leptina median los efectos del compuesto. «Estas neuronas representan dianas atractivas tanto para el diseño de terapias novedosas como para comprender mejor los cambios celulares o de circuito subyacentes que median la acción de la leptina», concluyen Polex-Wolf y sus colaboradores.