Aprovechando una herramienta de investigación llamada IscREAM, los científicos han descifrado cómo el sistema inmunitario aprende a dirigirse a las proteínas que permiten a las garrapatas engancharse a sus víctimas. El equipo también aplicó sus descubrimientos para diseñar una nueva vacuna de ARNm contra las picaduras de garrapata. Sus experimentos, en los que participaron cobayas y muestras de pacientes con la enfermedad de Lyme, arrojan luz sobre cómo reacciona el sistema inmunitario ante miles de antígenos de garrapata y proporcionan un valioso recurso en la búsqueda de una vacuna antigarrapatas que funcione. Las garrapatas son vectores especialmente desagradables y albergan una serie de patógenos peligrosos, causantes de afecciones como la enfermedad de Lyme. Sin embargo, los informes científicos y las anécdotas sugieren que las personas y los animales pueden acabar volviéndose resistentes a las garrapatas tras ser picados suficientes veces, lo que impide que la garrapata se fije correctamente a la piel mordida. Los científicos han intentado emular esta inmunidad con vacunas y se han centrado en identificar los antígenos que se encuentran en la saliva de la garrapata. Sin embargo, esto ha supuesto un reto porque las garrapatas segregan miles de proteínas cuando se alimentan. Para hacer frente a esta situación, Thomas Hart y sus colegas crearon IscREAM, una plataforma de monitorización rápida de antígenos. Esta vía aprovecha una biblioteca de miles de proteínas que se encuentran en la saliva de Ixodes scapularis (la garrapata del ciervo) y examina cómo responde el sistema inmunitario a cada proteína. Aplicando IscREAM a cobayas, identificaron varios antígenos que se encuentran en el "cemento" de las garrapatas, una forma modificada de saliva que la garrapata necesita para alimentarse. A continuación, crearon una vacuna de ARNm denominada Cement-25 que codifica 25 de estos antígenos y demostraron que podía reproducir la inmunidad contra las garrapatas en cobayas. Los autores también perfilaron antígenos en muestras de suero de 52 personas con la enfermedad de Lyme activa y de una persona con inmunidad adquirida a las garrapatas, lo que les permitió estudiar cómo responde de forma natural el sistema inmunitario a las picaduras de garrapata. "Estos hallazgos sugieren que la ingeniería de vacunas dirigidas a una amplia gama de antígenos de garrapatas podría mejorar la inmunidad en poblaciones diversas", concluyen Hart y sus colaboradores.
Para los periodistas interesados en tendencias, un estudio de noviembre de 2021 en Science Translational Medicine en el que participaron algunos de los mismos autores presentó una vacuna de ARNm que interrumpía la alimentación de las garrapatas y evitaba la transmisión de la enfermedad de Lyme en cobayas: https://www.science.org/doi/10.1126/scitranslmed.abj9827