16-Apr-2025
El microbioma intestinal ofrece pistas que pueden predecir la toxicidad de la quimioterapia con fluoropirimidina, según muestra un estudio clínico
American Association for the Advancement of Science (AAAS)
Los científicos han identificado varios factores en el microbioma intestinal que pueden influir en la gravedad de los efectos secundarios tóxicos en los pacientes de los medicamentos contra el cáncer. Su investigación arroja luz sobre una nueva conexión entre el microbioma y las respuestas a la quimioterapia con fluoropirimidina y podría orientar los esfuerzos de los médicos para minimizar los efectos tóxicos de estos medicamentos críticos. A pesar de la llegada de nuevos tratamientos como la inmunoterapia y la terapia celular, la quimioterapia sigue siendo la piedra angular de la mayoría de los planes de tratamiento del cáncer. Sin embargo, estos fármacos también conllevan efectos adversos, que pueden ser peores en algunos pacientes que en otros. Por ejemplo, la fluoropirimidina es un pilar del tratamiento del cáncer gastrointestinal, pero hasta un 10 % de los pacientes deben interrumpir el tratamiento debido a efectos secundarios graves, como toxicidad cardíaca y problemas gastrointestinales. Los científicos ahora saben que los microbios en el intestino pueden determinar cómo el cuerpo procesa y responde a los medicamentos, lo que sugiere que el microbioma podría ofrecer una vía para predecir la toxicidad de los medicamentos. En este estudio, Kai Trepka y sus colegas describieron los microbiomas de 40 pacientes con cáncer colorrectal que fueron tratados con fluoropirimidinas, así como modelos de ratón y cultivos celulares. La secuenciación de ARN reveló que el tratamiento cambió la diversidad de varias especies de microbios intestinales. El fármaco también provocó un aumento en el enriquecimiento del operón preTA, un grupo de genes consecutivos que se encuentran en algunas especies bacterianas. Los autores descubrieron entonces que los ratones tratados con antibióticos experimentaban una mayor toxicidad por la fluoropirimidina, pero que esto podía revertirse colonizándolos con E. coli que expresaba preTA. Por último, el equipo observó que una mayor abundancia de preTA se correlacionaba con una toxicidad menos grave de la fluoropirimidina en los pacientes. «Nuestros hallazgos subrayan la necesidad de considerar el microbioma como un componente integral en el panorama farmacológico, allanando el camino para la terapia de precisión basada en la microbiota», concluyen Trepka y su equipo.
- Journal
- Science Translational Medicine