Una dieta como la mediterránea, rica en fibra, proteínas vegetales y grasas saludables, beneficia la salud materna durante la gestación y el periodo de lactancia. Además de mejorar la función intestinal y la inmunidad de la mucosa, también evita la acumulación de grasas y optimiza la composición de la microbiota en el sistema digestivo. En los bebés, este patrón dietético materno ayuda a reducir la incidencia y gravedad de las infecciones.